El observatorio espacial Planck ha empezado a fotografiar la radiación de fondo del universo, el cosmos primitivo, con altísima resolución. Su objetivo es medir variaciones minúsculas de temperatura en la radiación del universo cuando no habían pasado ni 400.000 años desde la gran explosión inicial (la edad actual del cosmos es de 13.700 millones de años), y detectar esas variaciones equivale a comparable a distinguir desde la Tierra el calor corporal de un conejo sentado en la Luna, dicen los responsables de la misión.
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