Tristísima noticia para el balonmano gallego en particular, el deporte en general y para quienes tanto luchan para que competir no sea sinónimo de violencia: falleció Andrés Rico, un hombre natural de O Grove, de 68 años, que llevaba dos meses en coma tras ser agredido en un partido de balonmano jugado en Vilalonga (Sanxenxo). Abuelo de un árbitro de 16 años de edad, había sido agredido hace sesenta días por un aficionado del Rasoeiro, un equipo que se enfrentaba al Sanxenxo en Vilalonga.
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