En total, los jueces imponen 50 años de prisión entre un delito intentado de asesinato y otro de agresión sexual a razón de 15 años cada uno. El resto de la condena se reparte entre ilícitos de malos tratos, trato degradante, lesiones, amenazas y detención ilegal. Y los magistrados dejan la puerta abierta a que el acusado, de nacionalidad húngara, sea expulsado de España cuando su condena sea firme.
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