Además del narcotráfico, las guerrillas étnicas que controlan buena parte del norte de Birmania han extendido sus tentáculos a otros negocios como la madera y las minas de oro y piedras preciosas. En el yacimiento de rubíes de Mong Hsu, a tres días en coche de Mandalay y cerca de Taunggyi, en el Estado Shan, operan un centenar de compañías pertenecientes a distintos grupos armados.
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