Al parecer la receptora de tal regalo era una joven de unos 18 o 19 años llamada Gabriel Berlatier, hija de un granjero y que trabajaba en un burdel parisino de la calle Rue du Bout en Arlés, donde estaba registrada como empleada doméstica debido a su corta edad.
Siempre me he preguntado que cojones se te tiene que pasar por la cabeza para cortarte una oreja a pelo y regalársela a una puta (o a quien sea). Bueno, y la cara de la chavala, que también tuvo que ser un poema.
Comentarios
Ahora sólo les falta encontrar la oreja. ¿La tendrá todavía alguien, conservada en formol?
si guarda el recibo lo mismo lo puede devolver
lo que debía de cascar la tía...
Mu joven no creo que la hayan encontrado
Melafo.
"Estaba con la oreja puesta..."
Siempre me he preguntado que cojones se te tiene que pasar por la cabeza para cortarte una oreja a pelo y regalársela a una puta (o a quien sea). Bueno, y la cara de la chavala, que también tuvo que ser un poema.