La  primera línea del funeral católico tiene que ser ocupada por el príncipe y su princesa, ya que el protocolo es muy partidario de la segregación oportuna, no deben juntarse con la plebe hasta el impactante y efectista paseíllo de besos y condolencias. La impostada ceremonia consiguió que Marta se cansara. La vehemencia de sus 16 años le hizo saltar y expresar de manera natural su parecer. ¿Por qué debían esperar al Príncipe como si fuese el protagonista del duelo que solo les pertenece a ellos?  
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