Sabía que por 15 euros la silla plegable debía durar tanto como una plegaria; pero duró lo que dura un suspiro. Tenía derecho a escribir una reclamación y me puse a ello como si fuera una interesante propuesta veraniega: Estimados responsables del supermercado Talycual, (...) Soy consciente de que el precio del producto no da para mucho y por eso la materia prima es mala y la empresa china que la ha producido tendrá a sus trabajadores en régimen de explotación capitalista con sueños de “progreso”.
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