Me río del cristianismo, no desde la maldad o con intención de ofensa. Lo hago porque yo me río de lo mío. Porque me río de lo que me ha hecho daño como método para protegerme de ello. Fui a misa. Hice la catequesis. Di clases de religión. Me bauticé. Hice la comunión. Hasta caminé durante horas con un capirote en la cabeza y un cirio en una procesión . Por muy ateo que sea, la iconografía cristiana también me pertenece. No porque tú seas creyente y yo no es “tu cultura”. También es la mía porque la iglesia me la ha impuesto.
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