En Colombia, Chile y Guatemala, comunidades rurales e indígenas se enfrentan a las centrales hidroeléctricas de la multinacional italoespañola Enel Endesa. Argumentan que, lejos de cumplir con su promesa de llevar empleo y progreso, estos proyectos les empobrecen. Uno de los afectados: "Aquí antes crecía arroz, maíz, cacao. Las tierras más fértiles se inundaron y nos vimos obligados a vivir de la pesca. Y ahora, con la nueva represa, nos echan de nuevo"
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A pesar de lo que se diga, las represas no son un recurso, ni renovable ni ecológico, ya que aparte del impacto ambiental inmediato y directo, con el tiempo los sedimentos la hacen inútil para su propósito original. La opción, todo hay que decirlo, en países como Chile, asfixiados por su eterno déficit energético, es por desgracia, la energía nuclear, hasta que se pueda reemplazar eficientemente por energía eólica o solar, contra las cuales, aunque algunos no lo crean, también hay oposición por el impacto visual que representan y que también tendrían que estar sobre terreno perteneciente a reservas naturales o a dedicado a explotaciones tradicionales. Me duele, pero creo que habrá que considerar seriamente la opción nuclear...