Hace 18 años | Por maty a guerraeterna.com
Publicado hace 18 años por maty a guerraeterna.com

Iñigo Sáenz de Ugarte deja de lado el conflicto en Oriente Próximo y Medio y comenta a cuenta de un artículo de LLàtzer Moix en La Vanguardia http://www.lavanguardia.es/web/20060129/51228978635.html: "a medida que los productos mejoran en prestaciones técnicas, en sofisticación, algunos de sus futuros usuarios parecen perder en instrucción o recursos mentales y ganar en perversidad". Personalmente, destaco otro párrafo... en el comentario.

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maty

"Pero que, en el caso barcelonés, constituye una viciosa, inicua, gratuita y moderna afirmación de la maldad. Dicha afirmación, por demás, se nos presenta en crudo, sin dramatizaciones, desafiante. Viene revestida de una grosería pornográfica que, en manos de desalmados, y puestos a comparar, convierte una máquina inanimada, como es la cámara de seguridad de un cajero automático - la que filmó la agresión y tormento de la mendiga-, en un prodigio de sutileza, de elipsis, de narración elaborada, de lo que hasta ahora parecía patrimonio exclusivo del narrador dotado de cierta inteligencia"

Sí, ese es el párrafo que destaco del artículo, que realmente ha motivado el meneo. Es una dura crítica al periodismo audiovisual (Iñigo dirige la web de Informativos de Tele 5 -"invento", creo, del recién cesado Pedro Valentín- ), que se limitan a emitir reiteradamente las imágenes "en crudo", anteponiendo la imagen de la noticia a la noticia misma, al análisis de las causas y de las motivaciones.

No, prima el "espectáculo", la "carnaza" y el morbo. De ahí que muchos críticos con el nombramiento de Pedro Piqueras en substitución del anterior jefe de informativos de Tele 5, teman que se decanten en la línea de los de Antena 3, más exitosos.

maty

Juan Varela SI anotó al respecto del cese y nombramiento, como anteriormente de la huelga en Tele 5, a diferencia de Nacho Escolar y el propio Iñigo. Juan, ¿más valiente? y con mayor responsabilidad dentro del Grupo Vocento al que pertenecen Tele 5, ABC, El Correo,... SI que nos hizo partícipes de la noticia.

Valentín: "No apretamos tornillos" http://periodistas21.blogspot.com/2006/01/valentn-no-apretamos-tornillos.html

No os perdáis esta brillante anotación anterior:
Juan Pedro Valentín pierde la batalla http://periodistas21.blogspot.com/2006/01/juan-pedro-valentn-pierde-la-batalla.html

maty

En pocas horas el artículo dejará de estar accesible libremente, así que paso a reproducirlo.

LA VANGUARDIA: La maldad digital
LA FILMOGRAFÍA del mal parece ganar terreno entre nosotros, no solamente en Iraq http://www.lavanguardia.es/web/20060129/51228978635.html

LLÀTZER MOIX - 29/01/2006

Un soldado norteamericano destacado en Iraq está comiendo un bocadillo en la torreta de un vehículo militar. Un francotirador de la insurgencia iraquí le apunta con su rifle. Se oye una detonación. El soldado cae mortalmente herido. Para él todo ha terminado. Sin embargo, no será ésta la última vez que pueda visualizarse su muerte: además de un rifle, apuntaba al desdichado militar una cámara de vídeo.

Circulan estos días por Bagdad, bajo mano, CD con grabaciones de hazañas de los islamistas radicales. Una de ellas está dedicada a las tareas de los francotiradores. Incluye una veintena de ejecuciones súbitas, inesperadas, como la del soldado que comía un bocadillo. Y concluye con una foto del presidente Bush tras la diana de una mirilla telescópica y con el sonido de una nueva - esta vez, figurada- detonación.

El uso terrorífico de la tecnología digital es una característica de nuestros días. Los secuestradores de occidentales en las zonas conflictivas de Oriente Medio nos han facilitado escalofriantes escenas de decapitaciones, parcialmente mostradas por la tele a la hora de la cena. Las fotos de rehenes sucios y atemorizados, humillados, son ya un clásico en la prensa. Como lo han sido las imágenes de los desmanes cometidos contra sus prisioneros por soldados norteamericanos armados con instrumentos de tortura y con cámaras fotográficas prestas a dejar constancia de su fechoría.

Esta filmografía del mal parece ganar terreno entre nosotros. Los jóvenes que quemaron viva a una indigente en un cajero barcelonés tenían por costumbre grabar sus agresiones mediante las cámaras de sus teléfonos móviles, para mostrarlas luego a sus colegas y jactarse de ellas. El relato verbal que de sus correrías hacen los matones, siempre abierto a la exageración, ha sido reemplazado por la inapelable narración fílmica. Sus crímenes escapan de tal modo a cualquier duda. Y pueden ser visionados una y otra vez, hasta saciar el perverso orgullo del criminal y la curiosidad de su público enfermizo.

El uso familiar, vacacional, recreativo, también el profesional, de las nuevas tecnologías de la imagen se ve ensombrecido por su uso delictivo. Un uso que, en el caso iraquí, viene relacionado con la propaganda bélica. Pero que, en el caso barcelonés, constituye una viciosa, inicua, gratuita y moderna afirmación de la maldad. Dicha afirmación, por demás, se nos presenta en crudo, sin dramatizaciones, desafiante. Viene revestida de una grosería pornográfica que, en manos de desalmados, y puestos a comparar, convierte una máquina inanimada, como es la cámara de seguridad de un cajero automático - la que filmó la agresión y tormento de la mendiga-, en un prodigio de sutileza, de elipsis, de narración elaborada, de lo que hasta ahora parecía patrimonio exclusivo del narrador dotado de cierta inteligencia.

Paradójicamente, a medida que los productos mejoran en prestaciones técnicas, en sofisticación, algunos de sus futuros usuarios parecen perder en instrucción o recursos mentales y ganar en perversidad. Se dan ya casos en los que gadgets tecnológicos de última generación caen en manos de seres insensibles, de auténticos asnos, aunque todavía aptos para acertar el botón marcado con un on o un play. Y lo que estos asnos filman cuando pulsan los mencionados botones nos hace pensar que hemos entrado en la era de la maldad digital.

g

Hay periodistas que sirven carnaza, sea de ese tipo o de las revistas de corazón, gran hermano o de lo que sea, pero esos infra-periodistas no son más que pobres asalariados que pretenden llevarse un jornal a casa a base de que su emisora mantenga una alta audiencia. Lo que es deprimente es que esa carnaza sea digerida por una gran cantidad de espectadores. El dia en que pongan algo así y cambiemos todos de canal, desaparecera el infra-periodista automáticamente. El pecado no es tanto del emisor, como del receptor.