Hace 3 años | Por nomeves a newatlas.com
Publicado hace 3 años por nomeves a newatlas.com

Parece que nuestro cerebro está humeante de tanta videollamada, tenemos que analizar todos esos cambios en las caras y los gestos a través de las pantallas. Se está volviendo bastante duro y agotador según un estudio de Stanford.

Comentarios

D

Cuando finalice la pandemia, ya veo a todo el mundo yendo a la oficina como locos.

Viajando a todas partes del mundo, visitando todos los restaurantes que les quede cerca, haciendo todo tipo de deportes, yendo a fiestas con los amigos, familiares, etc.


Esta "abstinencia" forzada va a tener un efecto rebote del copón.

M

A mi no me fatiga, frente a una empresa que curre que tenía salas de reuniones vacías, blancas y con pizarra blanca, y no teníamos portátiles en esa empresa...sabéis que tortura (pero de verdad) eran reuniones hiperlargas poniendo cara de concentrado, aburridos horas y horas allí.

Las reuniones en videollamada son una delicia, si no necesito portátil aprovecho para llevar crio a la guarderia o hacer la compra.