Con un desempleo bajo y un sólido crecimiento económico, las cosas van mejor que nunca para los alemanes. Pero un nuevo estudio muestra que son prácticamente incapaces de disfrutar de ella. No sólo les cuesta dejarse llevar y sentir placer, sino que su "gen de la alegría" se ha roto, dicen los investigadores. Der Spiegel
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