Resulta imposible saber cuánto tardaremos en disfrutar de otro fin de semana como el del 7 y 8 de marzo, el último antes del estado de alarma. Las manifestaciones, los enjambres frente a los estadios de fútbol, los bares a rebosar… La escena de dos semanas atrás podría acabar tornando al sepia, convertida en el último instante de una forma de vida estrangulada por la pandemia del coronavirus. Algunas cosas no van a volver, de la misma manera que desde hace años es imposible subirse a un avión sin pasar por los controles de explosivos.
Comentarios
Espero que el artículo se equivoque y que el miedo no nos lleve a convertirnos en una dictadura como China, donde el ciudadano está constantemente vigilado, el pensamiento evaluado y la libertad individual se ha dado por perdida. Creía que nuestra sociedad era más fuerte que eso.
#2 Precisamente estas mismas libertades son una gran fuente de infecciones. Si tienes libertades y muy poco comportamiento cívico, o nos ponemos duros con las normas o todo seguirá mal.
#9 No sé tú, pero mi libertad no la vendo tan barato. Si se nos llena la boca diciendo que daríamos la vida por la libertad de expresión ajena, deberíamos hacer incluso un poquito más por la libertad individual.
#13 No tiene que ser toda libertad, pero si por no sacrificarla a tiempo terminamos con la vida de muchas personas. Y aún así, alternativamente, se podrían mantener todas las libertades pero con una vigilancia férrea.
#15 Todas las libertades con una vigilancia férrea... Millones de personas han muerto por esa libertad que tan fácil relativizas tú ahora. Una vida libre vale más que mil vidas esclavas del miedo. No sé si ves tu propia contradicción, pero gracias por participar.
#2 Ya es tarde, la población está jaleando la intransigencia policial: Policía abofetea a un joven que se saltó el confinamiento
Policía abofetea a un joven que se saltó el confin...
twitter.com#11 Ya he visto, es patético. Luego cuando les muelan a palos por manifestarse porque pasan hambre o, poniéndonos distópicos, metan en campos de concentración a familiares o esterilicen a sus hijos por carecer de anticuerpos y ser un riesgo para la sociedad, vendrán los ayayays.
Muy buen artículo, muy realista.
Aunque amainen mucho los contagios y propagaciones del coronavirus tras los meses de mayo y junio, me parecería sorprendente y nada creíble que las autoridades sanitarias permitieran a la población salir de las ciudades, escaparse a las playas y cruceros en las vacaciones sean por julio, agosto o septiembre.
Bueno lo que no tiene en cuenta, es el descenso natural de infección que habrá cuando aumenten las temperaturas (26 grados en España se alcanzan fácilmente, y es la temperatura de no propagación. Y en el mundo tambien se logran con facilidad).
Si el virus no aguanta en el aire, o en superficies, lógicamente será más complicado que se propague
#3 Sí tiene el cuenta el posible comportamiento estacional del virus, pero alerta sobre un posible rebrote en otoño y recuerda que el rebrote en otoño de la gripe "española" fue aún peor. Hay que estar alerta y no bajar la guardia. Hasta que no haya una población suficiente que adquiera inmunidad por contagio o vacuna el virus seguirá siendo peligroso (a no ser que se encuentre un fármaco milagroso, aunque esto también tiene sus tiempos para aprobarse y considerarse seguro su administración)
Claro que todo volverá a la normalidad, pero dentro de 12 o 18 meses, cuando haya una vacuna.
Por supuesto, es un dilema en el que me debato, y deberíamos debatirnos los que nos consideremos más o menos liberales. Pero el caso que tenemos entre manos es el de frenar una pandemia en sociedades con amplísimas libertades en todos los aspectos. ¿Crees que no deberíamos ni tocar (temporalmente esperemos) estas libertades para luchar contra el coronavirus?
El único escenario posible que se me ocurre es el de mantener esas libertades pero con dicha vigilancia. Vigilancia en cuanto a, por ejemplo, tomar la temperatura de las personas en puntos de entrada y salida. No me refiero a instaurar un estado policial permantente.
Interesante reflexión. ¿Está nuestra sociedad preparada para un cambio de tal calado? ¿Una vigilancia sobre la población parecida a la china? ¿Limitaciones de aforo, distancias mínimas...? Esperemos que la vacuna llege mejor antes que después y podamos volver con relativa normalidad a nuestro día a día, aunque recordemos que en la película Contagio (2011), la vacuna tarda en llegar a la población y se hace una lotería en la que cada día la reciben los nacidos en tal rango de fechas.
#1 todo eso significa mucho menos crecimiento y menos beneficios para los poderes económicos, yo espero que esas élites impulsen soluciones médicas que nos permitan volver a producir, consumir y contaminar como antes.
Es broma, me gustaría no volver a contaminar, pero me temo que todo va unido.
#6 Creo que al coche eléctrico le han fastidiado el negocio por una década al menos. Vuelta al diésel. La gente va a malvender ese híbrido tan molón y desempolvar la vieja Mobilette que tiene olvidada en el pueblo para seguir yendo al curro (al que le quede).
#7 Entre la potencial recesión económica y el bajísimo precio del petróleo la verdad es que sí, pero más rápido o más despacio llegará. Mientras tanto el problema lo veo en que se limite el aforo de personas en coches y transporte público, y no se implante el teletrabajo allá donde se pueda.