Datos significativos del periodo entre 1968 y 2003 sobre el conflicto en Euskadi, con el número total de muertos, heridos, exiliados, entre otras cosas.
#7:
#4 Mira, este es uno de esos casos olvidados, enterrados y sepultados. Lo desempolvo:
Yo quiero recordar hoy lo que ocurrió en Bilbao hace cincuenta años. Y que es todo un ejemplo del silencio de cinco décadas. Cincuenta años que nadie ha recordado. El 27 de marzo de 1961, inspectores del Cuerpo General de Policía, junto a guardias civiles y números de la Policía Armada, se apostaron frente a la gasolinera de la cuesta de Miraflores en Bolueta, a la entrada de Bilbao. Los miembros de los cuerpos de seguridad del estado franquista, después de efectuar el ametrallamiento, abandonaron parsimoniosamente el lugar, convencidos de que acababan de disparar sobre Julen Madariaga, José Mari Benito del Valle y Manu Agirre. En el interior del vehículo Javier Batarrita, de 33 años, había fallecido. José A. Ballesteros, el segundo ocupante del coche, se debatiría durante varias semanas entre la vida y la muerte, y un tercer ocupante resultaría ileso. Tuvieron que ser trasladados por los vecinos de la zona. A las 9:48 (de la noche) exactamente, se notó una oleada de nerviosismo en el instante en que un automóvil Peugeot 403, descapotable, de color claro, se acerca a unos 50 kms/h al puesto de gasolina. Un guardia civil detuvo el coche y apuntando al conductor con su metralleta, le ordenó que estacionara en la esquina. El conductor, alarmado, obedeció, sacó la mano, detuvo el automóvil y abrió la portezuela para averiguar qué pasaba. Sonó un disparo y luego se sintió el traqueteo de metralletas mezclado con disparos de fusil y pistola. Los disparos continuaron con furor unos segundos. El conductor cayó como un fardo. De su boca salió un chorro de sangre que se mezcló con los restos de aceite de la carretera y dejó una gran mancha de color parduzco. Javier Batarrita, el fallecido, llegaba a Bilbao, desde Gasteiz, después de una jornada de trabajo en la que había procedido a la liquidación de una firma comercial. Batarrita y sus dos acompañantes -Ballesteros y Larizgoitia- eran directivos de la empresa de motocicletas Lube. Batarrita tenía nueve balazos en la cabeza y cuarenta en el cuerpo. Los disparos fueron hechos a quemarropa. Al día siguiente, Ibáñez Freire, a la sazón gobernador de Bizkaia, alumbraba una nota en la que se anunciaba la versión oficial: “Las fuerzas de policía habían recibido una notificación de Vitoria comunicando que un vehículo con idénticas características al del Sr. Batarrita llevaba a tres terroristas armados. Por error de vehículo, se ha escapado un disparo y hay que lamentar un muerto y un herido grave”. Esa fue toda la explicación. Las fuerzas “de orden” franquistas los habían ametrallado, en la convicción de que eran tres miembros de ETA —que todavía no había perpetrado acciones violentas reivindicadas- quienes se encontraban en su interior. Abandonaron el lugar (sólo volvieron a él cuando era evidente la equivocación y para borrar las huellas) sin preocuparse por el estado de las víctimas. Incluso Ballesteros –el herido grave que quedaría paralítico de por vida, ya que una bala se le alojó en la espina dorsal, fue recogido por los vecinos e ingresado de forma clandestina en un hospital, bajo nombre falso, para ocultar su probable identidad de resistente, que a la postre no iba a existir. La viuda se enteró del tiroteo en el transcurso de una procesión en la Calle San Francisco, y por versión de una vecina. Acudió al Hospital de Basurto, tomado por más de treinta policías, donde no le informaron sobre lo ocurrido ni del estado de su marido, y ni mucho menos que estaba muerto. La ya viuda reaccionó llamando asesinos a los guardias siendo trasladada detenida a la Comisaría de Policía de Indatxu. Solamente se permitió publicar una esquela a la familia, pero no a los amigos o allegados. Se censuró toda referencia que aludiera no ya a asesinato, sino a tiroteo, violencia, etc... Solamente se permitió aludir a " un accidente". Sucedió catorce años antes de la muerte del dictador. La prensa solamente se pudo hacer eco, en la página 13 y en la sección de Deportes de una breve nota. El entierro y funerales fueron verdaderas manifestaciones de dolor y adhesión. Batarrita, por su vinculación con el ciclismo y motorista de profesión, era muy conocido y apreciado. El obispo Gurpide, por presión del clero, se vió obligado, una semana después de los hechos, a enviar a la viuda una escueta carta de condolencia, recomendando perdón y resignación. La inscripción del fallecimiento, en el Registro, se hizo "de oficio" por el juzgado eventual militar. El juicio que se siguió contra los policías, terminó en la Audiencia de Bilbao, con absolución a los causantes del asesinato, por haber apreciado el tribunal la eximente completa de responsabilidad motivada por actos fundados en “la obediencia debida". Años después se supo por manifestaciones de un allegado del entonces presidente del tribunal, de "la tremenda desazón que produjo al juez, y el serio cargo de conciencia" al haberse sometido a las presiones gubernativas y admitir la mencionada eximente completa. Los policías fueron trasladados de Bilbao, con aumento de sueldo y escala. Cincuenta años después, la viuda y su hijo, viven. ¿Fueron y son víctimas del terrorismo?. Aquel terrible hecho que convulsionó a Bizkaia, no tuvo sanción. Y como éste caso, muchos. Además de las víctimas de ETA, ha habido cientos de víctimas que no hemos sabido atender. La democracia tiene una deuda con ellas. Ese asesinato demostró la virulencia del régimen ante un algo desconocido que nacía en aquellos años sesenta que el régimen estuvo dispuesto a aplastar desde su semilla. “Matadlos” fue la orden. El jueves 31 de marzo se aprobó por unanimidad un texto que contempla estos asesinatos de motivación política. Adolescentes asesinados por cantar en euskera, jóvenes violadas por policías, extranjeros muertos a tiros en un control de carreteras, obreros que se manifestaban en la calle, torturados en comisaría… a tanta gente cuyo único nexo en común fue haber muerto a manos de cuerpos policiales, o parapoliciales. Y esto se hace treinta y seis años después de muerto el dictador y, con las víctimas de aquellas tragedias en plena ancianidad o ya fallecidas. Ojalá esta ley aborde esta inmensa injusticia histórica hacia los más olvidados. Un texto que exige la prestación de ayudas económicas para estas personas, la creación de una ventanilla de atención y una comparecencia del ejecutivo en cada período de sesiones para dar cuenta de los avances que se produzcan. UPyD votó en contra. El Parlamento Vasco con su acuerdo unánime abordaba por primera vez esta asignatura pendiente, porque aquí, cuando se habla de víctimas solo se habla de las de ETA, nunca de las del Gal, ni de estos abusos policiales, hoy olvidados por todos, menos por sus familias. Algo terrible. Batarrita era nieto de un candidato a concejal por el PNV en Bilbao en 1931, al inicio de la República, pero fue asesinado porque le confundieron con un algo naciente en aquel año sesenta y uno. Y nadie les ha pedido perdón.
#4:
Resaltar una cosa por curiosidad, pero aquí teneis los datos de las personas asesinadas por policias grupos ultras o parapoliciales , relacionadas con eta .
75 en enfrentamientos armados.
20 en controles de carretera.
35 en manifestaciones o actos de protesta.
4 en registros de vivienda.
2 fusiladas (más 3 del FRAP).
67-70 por grupos parapoliciales: 7 por ATE, 26 por el GAL, 32 por BVE y 2 por otros.
2 violaciones con muerte reivindicadas por BVE.
5 personas desaparecidas: dos de ellas encontradas en cal viva; la autoría de uno de los casos es achacado por sus familiares a una rama de ETA.
4 en comisaría (9 más según AAB, también a consecuencia de malos tratos).
24 civiles en altercados con policías y otros casos: los últimos José Atanes Rodríguez, por la Ertzaintza en Alegia el 19-12-03, y Angel Berrueta en Iruñea, por un policía nacional el 13-03-04.
No sabía que llegaba a tanta gente , sobretodo la de las manifestaciones . Esperemos que esto de veras sea el punto y final , y euskadi pueda vivir en democracia buscando su verdadero rumbo marcado por los ciudadanos y unos votos realmente democráticos .
Resaltar una cosa por curiosidad, pero aquí teneis los datos de las personas asesinadas por policias grupos ultras o parapoliciales , relacionadas con eta .
75 en enfrentamientos armados.
20 en controles de carretera.
35 en manifestaciones o actos de protesta.
4 en registros de vivienda.
2 fusiladas (más 3 del FRAP).
67-70 por grupos parapoliciales: 7 por ATE, 26 por el GAL, 32 por BVE y 2 por otros.
2 violaciones con muerte reivindicadas por BVE.
5 personas desaparecidas: dos de ellas encontradas en cal viva; la autoría de uno de los casos es achacado por sus familiares a una rama de ETA.
4 en comisaría (9 más según AAB, también a consecuencia de malos tratos).
24 civiles en altercados con policías y otros casos: los últimos José Atanes Rodríguez, por la Ertzaintza en Alegia el 19-12-03, y Angel Berrueta en Iruñea, por un policía nacional el 13-03-04.
No sabía que llegaba a tanta gente , sobretodo la de las manifestaciones . Esperemos que esto de veras sea el punto y final , y euskadi pueda vivir en democracia buscando su verdadero rumbo marcado por los ciudadanos y unos votos realmente democráticos .
#4 Y hay varios casos que faltan, sobre todo del periodo franquista. Gente que fue ametrallada en controles, confundida con comandos de ETA. Hay gente que andan investigando ahora todos esos casos, para incluirlos en los recuentos en un futuro
#4 Mira, este es uno de esos casos olvidados, enterrados y sepultados. Lo desempolvo:
Yo quiero recordar hoy lo que ocurrió en Bilbao hace cincuenta años. Y que es todo un ejemplo del silencio de cinco décadas. Cincuenta años que nadie ha recordado. El 27 de marzo de 1961, inspectores del Cuerpo General de Policía, junto a guardias civiles y números de la Policía Armada, se apostaron frente a la gasolinera de la cuesta de Miraflores en Bolueta, a la entrada de Bilbao. Los miembros de los cuerpos de seguridad del estado franquista, después de efectuar el ametrallamiento, abandonaron parsimoniosamente el lugar, convencidos de que acababan de disparar sobre Julen Madariaga, José Mari Benito del Valle y Manu Agirre. En el interior del vehículo Javier Batarrita, de 33 años, había fallecido. José A. Ballesteros, el segundo ocupante del coche, se debatiría durante varias semanas entre la vida y la muerte, y un tercer ocupante resultaría ileso. Tuvieron que ser trasladados por los vecinos de la zona. A las 9:48 (de la noche) exactamente, se notó una oleada de nerviosismo en el instante en que un automóvil Peugeot 403, descapotable, de color claro, se acerca a unos 50 kms/h al puesto de gasolina. Un guardia civil detuvo el coche y apuntando al conductor con su metralleta, le ordenó que estacionara en la esquina. El conductor, alarmado, obedeció, sacó la mano, detuvo el automóvil y abrió la portezuela para averiguar qué pasaba. Sonó un disparo y luego se sintió el traqueteo de metralletas mezclado con disparos de fusil y pistola. Los disparos continuaron con furor unos segundos. El conductor cayó como un fardo. De su boca salió un chorro de sangre que se mezcló con los restos de aceite de la carretera y dejó una gran mancha de color parduzco. Javier Batarrita, el fallecido, llegaba a Bilbao, desde Gasteiz, después de una jornada de trabajo en la que había procedido a la liquidación de una firma comercial. Batarrita y sus dos acompañantes -Ballesteros y Larizgoitia- eran directivos de la empresa de motocicletas Lube. Batarrita tenía nueve balazos en la cabeza y cuarenta en el cuerpo. Los disparos fueron hechos a quemarropa. Al día siguiente, Ibáñez Freire, a la sazón gobernador de Bizkaia, alumbraba una nota en la que se anunciaba la versión oficial: “Las fuerzas de policía habían recibido una notificación de Vitoria comunicando que un vehículo con idénticas características al del Sr. Batarrita llevaba a tres terroristas armados. Por error de vehículo, se ha escapado un disparo y hay que lamentar un muerto y un herido grave”. Esa fue toda la explicación. Las fuerzas “de orden” franquistas los habían ametrallado, en la convicción de que eran tres miembros de ETA —que todavía no había perpetrado acciones violentas reivindicadas- quienes se encontraban en su interior. Abandonaron el lugar (sólo volvieron a él cuando era evidente la equivocación y para borrar las huellas) sin preocuparse por el estado de las víctimas. Incluso Ballesteros –el herido grave que quedaría paralítico de por vida, ya que una bala se le alojó en la espina dorsal, fue recogido por los vecinos e ingresado de forma clandestina en un hospital, bajo nombre falso, para ocultar su probable identidad de resistente, que a la postre no iba a existir. La viuda se enteró del tiroteo en el transcurso de una procesión en la Calle San Francisco, y por versión de una vecina. Acudió al Hospital de Basurto, tomado por más de treinta policías, donde no le informaron sobre lo ocurrido ni del estado de su marido, y ni mucho menos que estaba muerto. La ya viuda reaccionó llamando asesinos a los guardias siendo trasladada detenida a la Comisaría de Policía de Indatxu. Solamente se permitió publicar una esquela a la familia, pero no a los amigos o allegados. Se censuró toda referencia que aludiera no ya a asesinato, sino a tiroteo, violencia, etc... Solamente se permitió aludir a " un accidente". Sucedió catorce años antes de la muerte del dictador. La prensa solamente se pudo hacer eco, en la página 13 y en la sección de Deportes de una breve nota. El entierro y funerales fueron verdaderas manifestaciones de dolor y adhesión. Batarrita, por su vinculación con el ciclismo y motorista de profesión, era muy conocido y apreciado. El obispo Gurpide, por presión del clero, se vió obligado, una semana después de los hechos, a enviar a la viuda una escueta carta de condolencia, recomendando perdón y resignación. La inscripción del fallecimiento, en el Registro, se hizo "de oficio" por el juzgado eventual militar. El juicio que se siguió contra los policías, terminó en la Audiencia de Bilbao, con absolución a los causantes del asesinato, por haber apreciado el tribunal la eximente completa de responsabilidad motivada por actos fundados en “la obediencia debida". Años después se supo por manifestaciones de un allegado del entonces presidente del tribunal, de "la tremenda desazón que produjo al juez, y el serio cargo de conciencia" al haberse sometido a las presiones gubernativas y admitir la mencionada eximente completa. Los policías fueron trasladados de Bilbao, con aumento de sueldo y escala. Cincuenta años después, la viuda y su hijo, viven. ¿Fueron y son víctimas del terrorismo?. Aquel terrible hecho que convulsionó a Bizkaia, no tuvo sanción. Y como éste caso, muchos. Además de las víctimas de ETA, ha habido cientos de víctimas que no hemos sabido atender. La democracia tiene una deuda con ellas. Ese asesinato demostró la virulencia del régimen ante un algo desconocido que nacía en aquellos años sesenta que el régimen estuvo dispuesto a aplastar desde su semilla. “Matadlos” fue la orden. El jueves 31 de marzo se aprobó por unanimidad un texto que contempla estos asesinatos de motivación política. Adolescentes asesinados por cantar en euskera, jóvenes violadas por policías, extranjeros muertos a tiros en un control de carreteras, obreros que se manifestaban en la calle, torturados en comisaría… a tanta gente cuyo único nexo en común fue haber muerto a manos de cuerpos policiales, o parapoliciales. Y esto se hace treinta y seis años después de muerto el dictador y, con las víctimas de aquellas tragedias en plena ancianidad o ya fallecidas. Ojalá esta ley aborde esta inmensa injusticia histórica hacia los más olvidados. Un texto que exige la prestación de ayudas económicas para estas personas, la creación de una ventanilla de atención y una comparecencia del ejecutivo en cada período de sesiones para dar cuenta de los avances que se produzcan. UPyD votó en contra. El Parlamento Vasco con su acuerdo unánime abordaba por primera vez esta asignatura pendiente, porque aquí, cuando se habla de víctimas solo se habla de las de ETA, nunca de las del Gal, ni de estos abusos policiales, hoy olvidados por todos, menos por sus familias. Algo terrible. Batarrita era nieto de un candidato a concejal por el PNV en Bilbao en 1931, al inicio de la República, pero fue asesinado porque le confundieron con un algo naciente en aquel año sesenta y uno. Y nadie les ha pedido perdón.
#4 Mira, aparte de los casos que no aparecen en la lista, como el que he comentado en #7, luego se dan otros casos paradigmáticos, como el siguiente asesinato, que para más inri se le ha atribuído a ETA, cuando todo indica lo contrario (GAL), y aparece en todas las listas, también en la portada de Público de hoy. Por si acaso, en vez de investigarlo, se ha cubierto con un tupido velo:
"ETA se ha muerto como Oscar Wilde: por encima de sus posibilidades. Abrumado por el indiscriminado reparto de méritos que cuelga de la solapa de esta proeza histórica en el que todo quisqui proclama haber jugado modestamente un papel esencial, enarbolo la bandera blanca, confieso mi irrelevancia vocacional en este asunto y me repliego a mis cuarteles de invierno -las palabritas- para contar una pequeña historia del país.
Y no es otra que la de las circunstancias que atañen a la muerte de José Antonio Cardosa Morales, desintegrado por una carta-bomba el 20 de septiembre de 1989 en Errenteria. Privado de la verdad, José Antonio se ha quedado también sin memoria, verdareparación y justicia. Sobre estas tres últimas poco tengo que decir, pero sobre la primera, sí, por lo tanto, allá voy.
Cardosa era un veinteañero objetor de conciencia y cartero eventual. A mediodía de aquella fecha, repartía las cartas sin saber que las suyas saldrían bastos. La bomba le explotó en las manos cuando apretó un sobre para introducirlo a través de la ranura de un buzón. La carta iba dirigida contra un militante de Herri Batasuna que había conseguido la condena por torturas de un tristemente famoso comisario de Policía, que en sumomento había saludado la sentencia prometiendo que alguien acabaría en la cuneta.
En materia de funerales, los vascos hemos alcanzado una variedad incidental impropia de un pueblo tan pequeño, pero la experiencia es un grado. En el de Cardosa, se dieron cita los simpatizantes de la Izquierda Abertzale -denunciando otro episodio de 'guerra sucia'- y las autoridades -condenando el nuevo atentado de ETA-. Ni que decir tiene que los primeros intentaron agredir al entonces gobernador civil, Goñi Tirapu, y que sus guardaespaldas sacaron las pistolas y le pegaron un tiro en la pierna a uno de asediadores.
Por supuesto, nunca hubo reivindicación del atentado, ni sospechosos, ni detenidos, ni juicio, ni condenas. Algún mal pensado diría que ni investigación. Sólo hubo un manto de silencio, todo lo cual, ha permitido que veintidós años y un mes más tarde, el nombre de José Antonio Cardosa Morales figure, contra toda evidencia, en cada una de las listas de víctimas de ETA que se publican hoy.
La justicia será asunto de los tribunales, la reparación compete al Gobierno y la memoria apela al conjunto de la sociedad, pero como dejemos la verdad vivida en primera persona en manos ajenas, nos humillaremos zampándonos un relato en el que la dejadez, la falta de rigor y los intereses bastardillos harán síntesis para negarnos que cada muerto fue es un caso individual y que en los pliegues y detalles de cada historia anida la verdad histórica. En su lugar habrá quien prefiera mezclarlo todo y propinarnos una compota podrida. Proclamar que a José Antonio Cardosa no lo mató ETA es tan sólo otra forma de recalcar que a otros sí los mató ETA.
Esta historia se cierra con una anécdota dentro de la anécdota: el hijo de Goñi Tirapu huyó algún tiempo después, acusado de colaboración con ETA, y lo siguiente que supimos de él es que aún no se ha presentado al Premio Euskadi de Literatura. De alguna forma, sospecho que en este episodio se oculta algo importante para la comprensión de cuanto ha sucedido. Simplemente, no consigo averiguar qué podría ser. Al fin y al cabo, ya lo dice el refrán: la memoria es la inteligencia de los tontos y yo me confieso uno de los mejores de esta especie."
Hay gente cínica. No quieren ver que entre las cifras de muertos por grupos parapoliciales hay, por ejemplo, una niña de 3 años, ametrallada en el bar "Batzoki". ¿Era etarra? O el asesinato a sangre fría de un Diputado al Congreso, Josu Muguruza, en 1989. ¿Eso qué es? Claro que ahora a mí me llamarán etarra y tan contentos. Si no hay peor ciego que el que no quiere ver.
#1 ¿cómo que nada? el objetivo principal se ha cumplido: que mucha gente viva muy bien gracias al dinero de sangre. ¿o os creéis que el objetivo de ETA era político?
De verdad que hay cosas que no entiendo, partiendo de la base de que el fin de ETA era algo que tenía que llegar por la sin razón que suponía... El decir que Euskadi empieza ahora un nuevo camino en libertad... Yo lo siento, pero que le vayan con el cuento a otro, el 95% de los que vivimos aquí, vamos a seguir viviendo exáctamente igual, ojo, que me parece perfecto que ese 5% pueda dejar de tener que ir con un escolta a todas partes solo por como piensan, pero que dejen de decir gilipolleces... En euskadi se va a vivir como hasta ahora... Ya basta de querer hacer ver a la gente que en euskadi se vivía una guerra civil o algo así...
Comentarios
Resaltar una cosa por curiosidad, pero aquí teneis los datos de las personas asesinadas por policias grupos ultras o parapoliciales , relacionadas con eta .
75 en enfrentamientos armados.
20 en controles de carretera.
35 en manifestaciones o actos de protesta.
4 en registros de vivienda.
2 fusiladas (más 3 del FRAP).
67-70 por grupos parapoliciales: 7 por ATE, 26 por el GAL, 32 por BVE y 2 por otros.
2 violaciones con muerte reivindicadas por BVE.
5 personas desaparecidas: dos de ellas encontradas en cal viva; la autoría de uno de los casos es achacado por sus familiares a una rama de ETA.
4 en comisaría (9 más según AAB, también a consecuencia de malos tratos).
24 civiles en altercados con policías y otros casos: los últimos José Atanes Rodríguez, por la Ertzaintza en Alegia el 19-12-03, y Angel Berrueta en Iruñea, por un policía nacional el 13-03-04.
No sabía que llegaba a tanta gente , sobretodo la de las manifestaciones . Esperemos que esto de veras sea el punto y final , y euskadi pueda vivir en democracia buscando su verdadero rumbo marcado por los ciudadanos y unos votos realmente democráticos .
#4 ¿Asesinada?
Asesinado es cuando se te acercan por la espalda y te pegan un tiro.
#4 Y hay varios casos que faltan, sobre todo del periodo franquista. Gente que fue ametrallada en controles, confundida con comandos de ETA. Hay gente que andan investigando ahora todos esos casos, para incluirlos en los recuentos en un futuro
#4 Mira, este es uno de esos casos olvidados, enterrados y sepultados. Lo desempolvo:
Yo quiero recordar hoy lo que ocurrió en Bilbao hace cincuenta años. Y que es todo un ejemplo del silencio de cinco décadas. Cincuenta años que nadie ha recordado. El 27 de marzo de 1961, inspectores del Cuerpo General de Policía, junto a guardias civiles y números de la Policía Armada, se apostaron frente a la gasolinera de la cuesta de Miraflores en Bolueta, a la entrada de Bilbao. Los miembros de los cuerpos de seguridad del estado franquista, después de efectuar el ametrallamiento, abandonaron parsimoniosamente el lugar, convencidos de que acababan de disparar sobre Julen Madariaga, José Mari Benito del Valle y Manu Agirre. En el interior del vehículo Javier Batarrita, de 33 años, había fallecido. José A. Ballesteros, el segundo ocupante del coche, se debatiría durante varias semanas entre la vida y la muerte, y un tercer ocupante resultaría ileso. Tuvieron que ser trasladados por los vecinos de la zona. A las 9:48 (de la noche) exactamente, se notó una oleada de nerviosismo en el instante en que un automóvil Peugeot 403, descapotable, de color claro, se acerca a unos 50 kms/h al puesto de gasolina. Un guardia civil detuvo el coche y apuntando al conductor con su metralleta, le ordenó que estacionara en la esquina. El conductor, alarmado, obedeció, sacó la mano, detuvo el automóvil y abrió la portezuela para averiguar qué pasaba. Sonó un disparo y luego se sintió el traqueteo de metralletas mezclado con disparos de fusil y pistola. Los disparos continuaron con furor unos segundos. El conductor cayó como un fardo. De su boca salió un chorro de sangre que se mezcló con los restos de aceite de la carretera y dejó una gran mancha de color parduzco. Javier Batarrita, el fallecido, llegaba a Bilbao, desde Gasteiz, después de una jornada de trabajo en la que había procedido a la liquidación de una firma comercial. Batarrita y sus dos acompañantes -Ballesteros y Larizgoitia- eran directivos de la empresa de motocicletas Lube. Batarrita tenía nueve balazos en la cabeza y cuarenta en el cuerpo. Los disparos fueron hechos a quemarropa. Al día siguiente, Ibáñez Freire, a la sazón gobernador de Bizkaia, alumbraba una nota en la que se anunciaba la versión oficial: “Las fuerzas de policía habían recibido una notificación de Vitoria comunicando que un vehículo con idénticas características al del Sr. Batarrita llevaba a tres terroristas armados. Por error de vehículo, se ha escapado un disparo y hay que lamentar un muerto y un herido grave”. Esa fue toda la explicación. Las fuerzas “de orden” franquistas los habían ametrallado, en la convicción de que eran tres miembros de ETA —que todavía no había perpetrado acciones violentas reivindicadas- quienes se encontraban en su interior. Abandonaron el lugar (sólo volvieron a él cuando era evidente la equivocación y para borrar las huellas) sin preocuparse por el estado de las víctimas. Incluso Ballesteros –el herido grave que quedaría paralítico de por vida, ya que una bala se le alojó en la espina dorsal, fue recogido por los vecinos e ingresado de forma clandestina en un hospital, bajo nombre falso, para ocultar su probable identidad de resistente, que a la postre no iba a existir. La viuda se enteró del tiroteo en el transcurso de una procesión en la Calle San Francisco, y por versión de una vecina. Acudió al Hospital de Basurto, tomado por más de treinta policías, donde no le informaron sobre lo ocurrido ni del estado de su marido, y ni mucho menos que estaba muerto. La ya viuda reaccionó llamando asesinos a los guardias siendo trasladada detenida a la Comisaría de Policía de Indatxu. Solamente se permitió publicar una esquela a la familia, pero no a los amigos o allegados. Se censuró toda referencia que aludiera no ya a asesinato, sino a tiroteo, violencia, etc... Solamente se permitió aludir a " un accidente". Sucedió catorce años antes de la muerte del dictador. La prensa solamente se pudo hacer eco, en la página 13 y en la sección de Deportes de una breve nota. El entierro y funerales fueron verdaderas manifestaciones de dolor y adhesión. Batarrita, por su vinculación con el ciclismo y motorista de profesión, era muy conocido y apreciado. El obispo Gurpide, por presión del clero, se vió obligado, una semana después de los hechos, a enviar a la viuda una escueta carta de condolencia, recomendando perdón y resignación. La inscripción del fallecimiento, en el Registro, se hizo "de oficio" por el juzgado eventual militar. El juicio que se siguió contra los policías, terminó en la Audiencia de Bilbao, con absolución a los causantes del asesinato, por haber apreciado el tribunal la eximente completa de responsabilidad motivada por actos fundados en “la obediencia debida". Años después se supo por manifestaciones de un allegado del entonces presidente del tribunal, de "la tremenda desazón que produjo al juez, y el serio cargo de conciencia" al haberse sometido a las presiones gubernativas y admitir la mencionada eximente completa. Los policías fueron trasladados de Bilbao, con aumento de sueldo y escala. Cincuenta años después, la viuda y su hijo, viven. ¿Fueron y son víctimas del terrorismo?. Aquel terrible hecho que convulsionó a Bizkaia, no tuvo sanción. Y como éste caso, muchos. Además de las víctimas de ETA, ha habido cientos de víctimas que no hemos sabido atender. La democracia tiene una deuda con ellas. Ese asesinato demostró la virulencia del régimen ante un algo desconocido que nacía en aquellos años sesenta que el régimen estuvo dispuesto a aplastar desde su semilla. “Matadlos” fue la orden. El jueves 31 de marzo se aprobó por unanimidad un texto que contempla estos asesinatos de motivación política. Adolescentes asesinados por cantar en euskera, jóvenes violadas por policías, extranjeros muertos a tiros en un control de carreteras, obreros que se manifestaban en la calle, torturados en comisaría… a tanta gente cuyo único nexo en común fue haber muerto a manos de cuerpos policiales, o parapoliciales. Y esto se hace treinta y seis años después de muerto el dictador y, con las víctimas de aquellas tragedias en plena ancianidad o ya fallecidas. Ojalá esta ley aborde esta inmensa injusticia histórica hacia los más olvidados. Un texto que exige la prestación de ayudas económicas para estas personas, la creación de una ventanilla de atención y una comparecencia del ejecutivo en cada período de sesiones para dar cuenta de los avances que se produzcan. UPyD votó en contra. El Parlamento Vasco con su acuerdo unánime abordaba por primera vez esta asignatura pendiente, porque aquí, cuando se habla de víctimas solo se habla de las de ETA, nunca de las del Gal, ni de estos abusos policiales, hoy olvidados por todos, menos por sus familias. Algo terrible. Batarrita era nieto de un candidato a concejal por el PNV en Bilbao en 1931, al inicio de la República, pero fue asesinado porque le confundieron con un algo naciente en aquel año sesenta y uno. Y nadie les ha pedido perdón.
http://www.diariocritico.com/2011/Abril/opinion/anasagasti/265610/anasagasti.html
#4 Mira, aparte de los casos que no aparecen en la lista, como el que he comentado en #7, luego se dan otros casos paradigmáticos, como el siguiente asesinato, que para más inri se le ha atribuído a ETA, cuando todo indica lo contrario (GAL), y aparece en todas las listas, también en la portada de Público de hoy. Por si acaso, en vez de investigarlo, se ha cubierto con un tupido velo:
"ETA se ha muerto como Oscar Wilde: por encima de sus posibilidades. Abrumado por el indiscriminado reparto de méritos que cuelga de la solapa de esta proeza histórica en el que todo quisqui proclama haber jugado modestamente un papel esencial, enarbolo la bandera blanca, confieso mi irrelevancia vocacional en este asunto y me repliego a mis cuarteles de invierno -las palabritas- para contar una pequeña historia del país.
Y no es otra que la de las circunstancias que atañen a la muerte de José Antonio Cardosa Morales, desintegrado por una carta-bomba el 20 de septiembre de 1989 en Errenteria. Privado de la verdad, José Antonio se ha quedado también sin memoria, verdareparación y justicia. Sobre estas tres últimas poco tengo que decir, pero sobre la primera, sí, por lo tanto, allá voy.
Cardosa era un veinteañero objetor de conciencia y cartero eventual. A mediodía de aquella fecha, repartía las cartas sin saber que las suyas saldrían bastos. La bomba le explotó en las manos cuando apretó un sobre para introducirlo a través de la ranura de un buzón. La carta iba dirigida contra un militante de Herri Batasuna que había conseguido la condena por torturas de un tristemente famoso comisario de Policía, que en sumomento había saludado la sentencia prometiendo que alguien acabaría en la cuneta.
En materia de funerales, los vascos hemos alcanzado una variedad incidental impropia de un pueblo tan pequeño, pero la experiencia es un grado. En el de Cardosa, se dieron cita los simpatizantes de la Izquierda Abertzale -denunciando otro episodio de 'guerra sucia'- y las autoridades -condenando el nuevo atentado de ETA-. Ni que decir tiene que los primeros intentaron agredir al entonces gobernador civil, Goñi Tirapu, y que sus guardaespaldas sacaron las pistolas y le pegaron un tiro en la pierna a uno de asediadores.
Por supuesto, nunca hubo reivindicación del atentado, ni sospechosos, ni detenidos, ni juicio, ni condenas. Algún mal pensado diría que ni investigación. Sólo hubo un manto de silencio, todo lo cual, ha permitido que veintidós años y un mes más tarde, el nombre de José Antonio Cardosa Morales figure, contra toda evidencia, en cada una de las listas de víctimas de ETA que se publican hoy.
La justicia será asunto de los tribunales, la reparación compete al Gobierno y la memoria apela al conjunto de la sociedad, pero como dejemos la verdad vivida en primera persona en manos ajenas, nos humillaremos zampándonos un relato en el que la dejadez, la falta de rigor y los intereses bastardillos harán síntesis para negarnos que cada muerto fue
esun caso individual y que en los pliegues y detalles de cada historia anida la verdad histórica. En su lugar habrá quien prefiera mezclarlo todo y propinarnos una compota podrida. Proclamar que a José Antonio Cardosa no lo mató ETA es tan sólo otra forma de recalcar que a otros sí los mató ETA.Esta historia se cierra con una anécdota dentro de la anécdota: el hijo de Goñi Tirapu huyó algún tiempo después, acusado de colaboración con ETA, y lo siguiente que supimos de él es que aún no se ha presentado al Premio Euskadi de Literatura. De alguna forma, sospecho que en este episodio se oculta algo importante para la comprensión de cuanto ha sucedido. Simplemente, no consigo averiguar qué podría ser. Al fin y al cabo, ya lo dice el refrán: la memoria es la inteligencia de los tontos y yo me confieso uno de los mejores de esta especie."
Por cierto, genial el jukebox...
http://blogs.diariovasco.com/index.php/eljukebox/2011/10/21/no_tengo_reparacion_ni_justicia_aunque_s#comments
Hay gente cínica. No quieren ver que entre las cifras de muertos por grupos parapoliciales hay, por ejemplo, una niña de 3 años, ametrallada en el bar "Batzoki". ¿Era etarra? O el asesinato a sangre fría de un Diputado al Congreso, Josu Muguruza, en 1989. ¿Eso qué es? Claro que ahora a mí me llamarán etarra y tan contentos. Si no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Todas esas cifras me ponen los pelos de punta, cuánto daño por nada.
#1 ¿cómo que nada? el objetivo principal se ha cumplido: que mucha gente viva muy bien gracias al dinero de sangre. ¿o os creéis que el objetivo de ETA era político?
De verdad que hay cosas que no entiendo, partiendo de la base de que el fin de ETA era algo que tenía que llegar por la sin razón que suponía... El decir que Euskadi empieza ahora un nuevo camino en libertad... Yo lo siento, pero que le vayan con el cuento a otro, el 95% de los que vivimos aquí, vamos a seguir viviendo exáctamente igual, ojo, que me parece perfecto que ese 5% pueda dejar de tener que ir con un escolta a todas partes solo por como piensan, pero que dejen de decir gilipolleces... En euskadi se va a vivir como hasta ahora... Ya basta de querer hacer ver a la gente que en euskadi se vivía una guerra civil o algo así...
"El conflicto" ... joder con los eufemismos. Se ve que a más de uno le cuesta llamar al pan, pan y al vino, vino.
Para mí un "conflicto" es lo que me puede pasar con el vecino como no deje de poner la música tan alta. Un tiro en la nuca es algo más.
Ya estamos con la mierda del "conflicto vasco" y los dos bandos. Errónea (por no haber otra opción más acorde).