En los tiempos de bonanza, las compañías interesadas en darse a conocer, captar clientes o lavar su imagen se aliaron con el deporte como fórmula para legitimar su actuación en sociedad y comunicarse con su entorno. Ahora, con el fantasma de la suspensión de pagos sobrevolando muchas de sus cabezas, las inmobiliarias, que en los últimos años han participado de los éxitos de equipos y deportistas nacionales e internacionales de fútbol, baloncesto, balonmano, atletismo, ciclismo, vela, e incluso Fórmula 1, dan carpetazo a los patrocinios.
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