De pronto, surrealismo: las redes sociales están llenas de personas sin apenas seguidores que hablan cual influencers con millones de followers. Que van a comer a un Mcdonalds, explican el McPollo como si estuvieran en Masterchef. Que entran en un Zara, narran los maniquís como si fueran enviados especiales a la London Fashion Week. Es normal, somos replicantes. Imitamos lo que no paramos de contemplar. Y nos sobresaltan al día tal popurrí de reels que intentan seducirnos con vidas perfectas, con predicaciones de ejemplaridad, con sustos...
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