La Casa Blanca intentó el jueves distanciar al presidente George W. Bush de toda reacción política derivada del escándalo sexual de mensajeros del Capitolio, diciendo que los congresistas republicanos estaban manejando el asunto y no necesitan que se les diga lo que tienen que hacer. Bush no ha hablado con el atribulado presidente de la cámara baja Dennis Hastert, republicano de Illinois, u otros líderes republicanos de la Cámara de Representantes, y tampoco ha intentado hacerlo, señaló el portavoz presidencial Tony Snow
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