Abrí los ojos y vi a mamá tras el agujero que mi pequeño pico había hecho a través del cascarón. Ya había visto las sombras casi amorfas, y escuchado los apagados sonidos del mundo exterior desde que todo mi cuerpo estaba cubierto por la yema. ¿Habría fuera del huevo un mundo similar o sería por completo diferente? Ambas posibilidades me parecían igual de aterradoras, pero era un hecho que tenía que salir de ahí. Siendo sinceros, nunca estuve muy cómodo ahí dentro; no había nada que hacer, no había propósito, no había confort, decidí que al sal
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