Es evidente que existen barrios chinos en algunas ciudades, barrios hispanos, de negros y también playas de tradición nudista. Pero cuando el estado a través de sus poderes públicos o de su administración, establece que un barrio es para Judíos, chinos,... o que una playa es para nudistas o cualquier otro colectivo en función de sus ideas o características propias, se cruza una línea no permitida en democracia: se crean los guetos, los apartheits, los muros para palestinos,... y deja de haber democracia.