Una vez, Sly Stone echó a Miles Davis de su casa a patadas. Ocurrió en los años setenta, cuando el trompetista se adentraba en una espesa jungla sonora, eléctrica y solo tangencialmente relacionada con el jazz. Lo relata el músico y escritor inglés Julian Cope. Davis entró en el domicilio de Sly —perdido en su propio laberinto de drogas y música imposible—, y se puso a juguetear con un órgano. «Tocaba puñados de notas al mismo tiempo, sin rastro de estructura de acordes», cuenta Cope.
Comentarios
Anoche era muy tarde y ya tenía ganas de acostarme, cuando vi esta noticia. Para no perdérmela, abrí en pestaña nueva el contenido y la voté (sí, sin leerla. Hay Miles Davis, hay meneo). Hoy, la he leído con gusto y estoy escuchando el Agharta que enlazan en el artículo. Al-bu-ma-zo. No se puede seguir, es pura improvisación, es puro "voy a hacer lo que me salga del papo, y tú vas a adorarme, porque yo lo valgo".
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me hacen gracia los que dicen que Miles Davis es el Picasso de la música... en todo caso, Picasso es el Miles Davis de la pintura.