La trabajadora amenazada es la que reveló que el fin de semana del 20 y 21 de noviembre de 2010 hubo una reunión secreta en la Consejería para modificar y destruir expedientes, asegurando que se bajaron las persianas y se limpiaron hasta las tazas. En la conversación Rivera muestra a Rofa su preocupación por las filtraciones periodísticas y, en tono amenazante, advierte a su subordinada: «No quiero pensar que seas tu, y tenga que tomar decisiones drásticas». Y sigue diciéndole que se piense lo que hace. «Y no cometas gilipolleces».
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