El registro del domicilio y oficina del exasesor de Trump convertido en su crítico ilustró cómo la campaña de venganza del presidente ha erosionado el principio de que las fuerzas del orden deben mantener una distancia de la política. Aún no está claro qué pruebas presentó el Departamento de Justicia para convencer a un juez federal de que aceptara la orden de allanamiento, ni qué culpabilidad podría tener Bolton en una investigación intermitente sobre si manipuló indebidamente información clasificada
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