Hace 13 años | Por kylian a elpais.com
Publicado hace 13 años por kylian a elpais.com

Se hace mucho y bien en la Universidad española, sentenció ayer el ministro de Educación, Ángel Gabilondo. Pero lo cierto es que hay algunos lastres que, a pesar de haber sido señalados con insistencia, no se consiguen superar. Por ejemplo, que hay un exceso de oferta universitaria. Aproximadamente, sobraba el 13% de las titulaciones ofrecidas. Unas 300 carreras tienen menos de 20 alumnos nuevos, y por lo tanto, compensaría ofrecerlas sólo en unas pocas universidades.

Comentarios

tocameroque

Todas las carreras se justifican. El conocimiento humano no puede ser parcial y la investigación, la docencia y la crítica al conocimiento parte de una universidad, como su misma palabra dice: universal. El hecho de que tengan pocos alumnos puede ser síntoma de que son difíciles o poco conocidas y por tanto pueden ser atractivas para el empleo. Lo que no puede ser es tener cincuenta y dos campus universitarios y que todos impartan todas las carreras. Eso es antieconómico y antiacadémico.

sorrillo

#1 No se justifica que se oferte en tantas universidades habiendo tan poca demanda. En ningún momento se indica que el conocimiento que se imparte en esas carreras se pierda o se deje de impartir.

El hecho de que tengan pocos alumnos puede ser síntoma de que son difíciles o poco conocidas y por tanto pueden ser atractivas para el empleo.

El objetivo de la universidad no es preparar al alumno para un puesto de trabajo. La Universidad no debe orientarse al mercado empresarial sino centrarse en el conocimiento en sí mismo, si después eso es aplicable a nivel laboral perfecto, sino también.

D

"...hay un exceso de oferta universitaria. Aproximadamente, sobraba el 13% de las 2.396 titulaciones ofrecidas por los 47 campus públicos presenciales en el curso 2008-2009; el informe lo llama "excedente de oferta"

Si bien es cierto que existen carreras con una demanda muy baja, no me parece apropiado contemplarlo desde el punto de la oferta y la demanda. No estamos hablando de un producto de consumo, sinó de titulaciones que representan una formación académica. Tampoco me parece que el problema que requiera una solución general y sistemática, la de cerrar centros y aumentar plazas en otros. Habría que plantearse los casos concretos, contemplando las posibilidades de la titulación a largo plazo y sobre todo abriendo el debate en los propios centros. A menudo académicos y alumnos somos reacios a al cese o cambio de ofertas académicas cuando son impuestas. Los problemas que atañen a las facultades, deben empezar afrontándose dentro de las facultades y no en despachos y gabinetes de tecnócratas.