Los dictadores casi nunca entregan el poder por convicción democrática. Lo hacen cuando su futuro —y el de su familia— está garantizado. Esa ha sido una constante histórica que atraviesa continentes, ideologías y épocas. Desde Marcos Pérez Jiménez en Venezuela hasta Augusto Pinochet en Chile, pasando por Ferdinand Marcos en Filipinas, todos buscaron protegerse antes de abandonar el poder. La historia muestra que estas garantías suelen repetirse con una precisión casi mecánica.
|
etiquetas: dictadores , garantías