La sentencia relata probado que la perjudicada recibió dos emails identificados como Banco Santander que informaban de una serie de problemas en su cuenta bancaria, por lo que se había bloqueado temporalmente. También facilitaban un enlace en el que debía introducir sus datos para poder verificar su identidad. La mujer, confiando en la información facilitada (fue en la época del confinamiento a causa del Covid), accedió y entró en una web idéntica a la de la entidad.
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