El mundo no es un pañuelo, sino un pastel que todos quieren engullir a solas. Los expertos llaman a este concepto “la falacia de la suma cero”. Consiste en creer que, si alguien consigue algo, otro debe sufrir una pérdida de exactamente el mismo valor. Esta mentalidad, hoy en auge, late en opiniones extendidas: los ricos se enriquecen a costa del resto, los hombres retroceden cuando las mujeres avanzan, el Sur se aprovecha del Norte, los extranjeros nos quitan trabajo y beneficios sociales, los demás países abusan de la gran potencia global.