Según las últimas encuestas el efecto Feijoó parece diluirse, el PP retrocede desde máximos y se cuestiona , (sotto voce, eso sí) la idoneidad del gallego desde dentro del mismo partido. Se oye, se dice, se cuenta, que quizá no fué la elección mejor, que las prisas por sustituir a Casado no fueron buenas consejeras. En realidad, más allá de las evidentes limitaciones de Feijoó ( dialéctico flojo, incapaz de mantener una conversación en inglés, maniatado a las guerras culturales …