Cuando yo era pequeño, me gustaba mucho el fútbol. Al ganar mi equipo, mi hermano y yo nos poníamos locos de contentos. Mi padre, que también estaba contento porque compartía afición, acostumbraba a decirnos, un poco para que nos calmásemos, y un poco por joder: “Bueno, ¿y ahora qué? ¿te van a pagar el alquiler?”. Yo no decía nada, porque no entendía a qué se refería. Solo pensaba “tengo ocho años, no puedo pensar ahora en cómo pagar el alquiler”. Por...