
Recientemente, un grupo de neonazis llegaron a una zona tranquila y pacífica del barrio de Puente de Vallecas para generar altercados y violencia contra varias personas y hasta un gimnasio de la zona. Yo estaba allí, y fui testigo de la violencia gratuita de la banda de neonazis (sí, eran neonazis que no paraban de gritar <<rojo, maricón>> mientras lanzaban palos, piedras y rompían cristales) vinculados a una empresa de desocupación. También fui testigo de la llegada de más de 10 furgones de la Policía Nacional al lugar, pero tuve que irme rápidamente porque tengo una hija de 3 años y lo último que quiero es que por culpa de unos fascistas indeseables tenga que llorar alguna desgracia.
Para que se sepa la realidad que la televisión y los medios de derechas (Telemadrid, Cuatro, Telecinco) jamás llegaron a buscar, trasladando la propaganda de la propia empresa neonazi que les blanquea, quiero haceros llegar este comunicado enviado por el principal afectado del escándalo, el inquilino que desde 2024 viene siendo acosado por un exboxeador y ahora por una banda neonazi de desocupación.
Vecina, vecino, queremos informarte
No te creas todo lo que dice la TV y saca tus propias conclusiones.
La empresa APD Seguridad Iberia, agresora en toda esta historia y en muchas otras, son militantes de formaciones nazis y de ultraderecha que extorsionan, coaccionan, amenazan, usan la violencia e intimidan. El supuesto propietario damnificado, David Andrés, es un empresario valenciano, exboxeador, con una empresa de seguridad. Aunque conoce la situación del inmueble, desde septiembre de 2024 me amenaza con sacarme por la fuerza y aparece cuando le viene en gana, a veces con las cámaras de televisión y otras sin ellas. Ha intentado varias veces entrar por la fuerza, la primera vino acompañado de otro boxeador y dos menores (supuestamente hijos de su amigo) y estuvieron manipulando la puerta con un taladro hasta la llegada de la policía. Esta persona me ha grabado en mi casa sin mi permiso siempre que ha venido <<a hablar>>. Conduce coches de alta gama.
Mentiras que han difundido sin ninguna prueba televisiones sensacionalistas: Cuatro, Telecinco y Telemadrid. Te mostramos los documentos que demuestran que son falsas. Lo que estos periodistas no han hecho.
David Andrés (con la ayuda de las televisiones sensacionalistas) afirma que es propietario de la casa en la que vivo y me amenaza, extorsiona y coacciona para que la abandone, pero no es verdad que sea propietario.
Desde octubre del 2024, semanalmente saco una nota simple en el Registro de la Propiedad. Desde hace años hasta día de hoy, solo figuran tres herederos: los sobrinos de nación Cuesta (ya fellecida). No existe ningún otro documento ni escritura pendiente de anotación. Por tanto, no es cierto que sea el propietario.
Hemos visto y comprobado las escrituras que mostró ante el juzgado, pero ni siquiera coincide el número de la vivienda. Simplemente son falsas. Dice que se la han vendido por 20.000 €, pero todo el mundo sabe que ese precio es imposible en Madrid. No sabemos si ha comprado sin escrituras o se trata de otro chanchullo, pero no hay duda de que es ilegal. Si de verdad fuera dueño, lo reclamaría judicialmente, no por medio de amenazas y coacción.
A día de hoy, no hay ninguna causa abierta judicialmente que afecte a esta casa. No existe denuncia, no ha habido juicio, ninguna reclamación. Así que no existe ninguna orden de desahucio.
Hasta el momento, lo único cierto es que el Juzgado de Instrucción n.º 34 ha condenado a este sujeto como autor de delito de coacciones y me ha absuelto a mí, algo que quedó demostrado judicialmente.
La Cuatro. Telecinco y Telemadrid me atacan e insultan con el único objetivo de montar su show y beneficiarse del espectáculo. Lo suyo es desinformar y no documentarse Con la verdad, como sería su deber. Sin ninguna base, me han acusado de ser:
Vecinas, vecinos, estoy a vuestra disposición para cualquier aclaración que necesitéis, porque sé que la razón está de mi lado. No quiero vivir con miedo a unos matones fascistas que buscan especular con este terreno. Y sobre todo quiero daros las gracias a todas las vecinas y vecinos que me estáis apoyando y os posicionáis. Gracias también al Club Deportivo La Fábrika por todo su apoyo. Si intentan criminalizarlos, es porque quieren proteger nuestro barrio.
Denunciamos el trato sesgado y vejatorio que estamos recibiendo por parte de la policía y la televisión, y el apoyo que dan a estos matones, fascistas y nazis.
Vecina, vecino, no les hagas el juego. Únete y lucha. ¡Fuera fascistas de nuestros barrios!
Veo con inquietud cómo los medios publican noticias sobre qué empleos serán los primeros en ser destruidos por la IA. Como indígenas mostrando los objetos brillantes que intercambiaban con los colonos europeos, se regocijan en las migajas que Google les paga por el clickbait, sin ser conscientes de que están celebrando su propio funeral.
Durante más de un siglo, la teoría socialista clásica explicó la relación entre el trabajador y el capitalista a partir del control sobre los medios de producción. Decía Rudolf Rocker:
La auténtica, definitiva y completa liberación de los trabajadores sólo es posible bajo una condición: la apropiación del capital, esto es, de las materias primas y los medios de producción, incluida la tierra, por parte del conjunto de los trabajadores.
Aunque la esencia de esa idea sigue vigente, el mundo ha cambiado radicalmente. Ni Marx ni Rocker pudieron prever que los medios de producción serían, en gran medida, intangibles. Hoy día, el 90 % del S&P 500 está compuesto por activos intangibles: patentes, marcas, algoritmos y redes neuronales 1.
Se habla con entusiasmo de la “democratización de la IA”, pero conviene preguntarse quién se beneficia realmente. En apariencia, todo el mundo tiene acceso a ella; en la práctica, las empresas que la desarrollan son las que más rédito obtienen de este intercambio.
Usando estas herramientas generas datos valiosos, contribuyes al fine-tuning y provees contexto real. Entrenar un modelo de lenguaje como GPT-5 cuesta cientos de millones de dólares en cómputo y energía² , más de 5 GWh, equivalente al consumo anual de unos mil hogares, pero millones de usuarios actúan como un sistema gratuito de validación y evaluación. Cada interacción ayuda indirectamente a afinar el modelo y a mejorar su ranking de respuestas. Sin embargo, lo más valioso son los metadatos: la hora del día, el dispositivo, la ubicación, el ritmo de escritura… Todo esto permite inferir patrones de atención, productividad y estilo cognitivo.
Así, las IAs se entrenan con estos intercambios gratuitos y se acercan al verdadero objetivo de las empresas que las diseñan: validar su viabilidad como sustituto del trabajador humano. Este es el problema central que nos atañe hoy, mientras los Estados titubean sobre cómo afrontarlo.
Incluso casos recientes, como el de un adolescente cuya muerte se ha vinculado a interacciones con un chatbot³, revelan la opacidad y falta de responsabilidad de sus algoritmos.
Es ingenuo pensar que las empresas privadas contribuirán voluntariamente a una renta básica universal, aunque haya debates sobre su implementación⁴. Más bien se irán a países donde paguen menos impuestos, o incluso crearán los suyos propios. Pronto la casa Musk, la casa Altman o la casa Zuckerberg tendrán tanto los medios como los incentivos para hacerlo.
“Con la llegada de la IA, la asimetría entre el trabajador y el capitalista amenaza con agravarse hasta volverse estructural.”
Ante este escenario, urge pensar alternativas colectivas que otorguen a la sociedad el control sobre la inteligencia artificial y la orienten hacia el bienestar común. La IA debe servir para hacer más liviano el trabajo y para enfocarlo donde más se necesita, no únicamente donde más se pueda capitalizar.
Si los medios de producción del siglo XXI son los algoritmos, los modelos y los datos, la emancipación pasa por apropiárselos colectivamente. Una cooperativa de IA sería el equivalente digital de una fábrica obrera autogestionada. En ella, los datos, los modelos y las decisiones sobre su uso pertenecerían a quienes los producen y los sostienen, primando la transparencia algorítmica, la participación ciudadana y la ética por diseño.
Proyectos como LAION u OpenFold demuestran que miles de nodos pueden entrenar modelos abiertos sin pasar por una megacorporación⁶. La idea no es nueva: a finales del siglo XX, el proyecto SETI@home permitió a miles de usuarios donar la capacidad ociosa de sus ordenadores para analizar señales de radio en busca de vida extraterrestre. Ese mismo principio podría inspirar una IA cooperativa distribuida, donde miles de nodos —desde pequeños servidores comunitarios hasta centros académicos— compartan poder de cómputo, modelos y datos abiertos.
Aunque hoy los grandes modelos requieren infraestructuras colosales, existen caminos intermedios. Así como los sistemas operativos crean la ilusión de multitarea al virtualizar la CPU, también podríamos imaginar una inteligencia cooperativa distribuida que coordine miles de modelos pequeños y especializados.
No sería una sola red gigantesca, sino una federación de inteligencias locales conectadas, capaces de compartir resultados y aprender juntas. Esa arquitectura, más orgánica que centralizada, se parecería menos a una fábrica y más a un ecosistema: diverso, colaborativo y autónomo.
El software libre es la prueba viva de que la descentralización y la autorregulación son posibles: un espacio donde la cooperación nace desde abajo, sin jefes ni dueños, solo con la inteligencia colectiva de quienes construyen y comparten⁷.
Frente a corporaciones que privatizan el conocimiento, una cooperativa de IA actuaría como un tercer actor: descentralizado, democrático y transparente. No busca competir con el capital, sino sustraer de él el monopolio del saber automatizado. Mecanismos como la licencia Peer Production License⁸ o las cláusulas de Exit-to-Community⁹ permitirían que una startup madura transfiriera sus modelos y datos a una comunidad de usuarios, asegurando su control colectivo.
En un mundo donde las empresas tienen más poder que los Estados, socializar la IA es más urgente que nunca: ponerla al servicio del pueblo, no solo democratizar su acceso. La inteligencia artificial debe estar bajo el control del proletariado, del mismo modo en que los socialistas clásicos hablaban de los medios de producción.
Todavía estamos a tiempo de elegir: si será una herramienta de emancipación colectiva o el instrumento perfecto del nuevo tecno-feudalismo.
Estamos en unos tiempos codificados donde lo explícito ha ido dejando paulatinamente paso a sonrisas edulcoradas, de serie, y donde la verdad sólo se dice a través de códigos que sólo los iniciados descifran, pero que todo el mundo comprende. Por ejemplo, las jardineras en medio de una calle sustituyen con perfecta eficacia a las señales de circulación prohibida , o los bancos con un un reposabrazos en el medio sustituyen a la prohibición de quedarse a dormir en ellos por las noches.
En ese sentido, una de las mejores maneras de saber hasta qué punto un barrio o una ciudad han sido devorados por la carcoma del turismo masivo es la proliferación de las mesas altas. Las mesas altas, dicen, aprovechan mejor el espacio en las terrazas, evitan el desparrame del personal y son más eficientes. En realidad, las mesas altas significan "lárgate", porque aquí te queremos un ratito, lo justo para que pagues la consumición y te marches con viento fresco dejando el sitio al siguiente pardillo.
Las mesas altas, y sus correspondientes taburetes, están diseñadas para que en vez de descansar, te canses, se te claven en los muslos y tengas ganas de ponerte en movimiento después de unos veinte o veinticinco minutos, o incluso menos, dependiendo de la edad y la constitución del usuario. Los proveedores de mobiliario para hostelería ya las ofrecían así, con esas indicaciones, hace muchos años, pero por entonces eran muy pocos los taberneros que se animaban a colocarlas, por vergüenza torera y porque se quedaban vacías.
Cuando hoy vemos que proliferan esos elementos mobiliarios, tenemos que concluir que se ha perdido la vergüenza y que el cliente habitual importa un carajo, porque una parte de los hosteleros quieren regentar una cafetería de aeropuerto, una de esas que tiene la clientela cautiva porque es lo que hay y lo tomas o lo dejas. Y eso sucede cuando no hay necesidad de atraer a nadie, porque la afluencia de gente es tan grande, que aunque pusieras un abrevadero, con cebada de tapa, vendrían lo mismo.
La otra opción es que se quiera aprovechar mejor el espacio e impedir que se junten mesas, como me han dicho algunos. En todo caso, no hay quien me convenza de que no se trata de un acto hostil, como las jardineras o los bancos antipobres. Uno más de esos actos hostiles a los que nos han acostumbrado a tragar. Pequeñas molestias que expulsan a determinada gente de determinadas zonas, con los pretextos más peregrinos.
Como los coches de los pobres que ya no pueden acceder al centro de las ciudades, mientras el que se puede pagar un híbrido anda por donde quiere, en modo gasolina, arrastrando con su motor de combustión el peso de las baterías. Por ecología. Por medio ambiente. Ya. Y un huevo.
Suponed que tenéis a vuestro cargo un paciente con ELA (esclerosis lateral amiotrófica) bulbar que en consultas de revisión se le propone en varias ocasiones a lo largo de los meses de seguimiento la posibilidad de traqueostomía para ventilación mecánica domiciliaria ante la progresión de la insuficiencia respiratoria conforme avanza la enfermedad a lo que el paciente se niega en reiteradas ocasiones.
Un día el paciente acude a urgencias por disnea con abundantes secreciones, muy mal estado general y extrema dificultad para remontar la situación con oxigenoterapia. En esa situación de "ahogo" el paciente demanda la traqueostomía y los familiares también lo piden.
Sin necesidad de saber mucho más ¿Qué haríais?
Automatización, operaciones remotas, inteligencia artificial, plataformas colaborativas… La transformación digital ha impulsado la competitividad de las empresas exportadoras. Pero también ha abierto una puerta peligrosa: el acceso masivo de ciberdelincuentes a tu operación.
Los fraudes digitales ya no son una posibilidad remota ni una amenaza futura: son una realidad creciente, sofisticada y silenciosa. Y la pregunta que debemos hacernos no es si estamos protegidos, sino si estamos planificando esta protección… ¿o estamos esperando a ser víctimas para actuar?
La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta de doble filo. Mientras muchas organizaciones la aprovechan para mejorar sus procesos, los criminales la utilizan para perfeccionar sus ataques. Hoy, un estafador puede:
Los fraudes ya no son masivos y genéricos, ahora son personalizados y contextuales: ataques dirigidos a directivos, simulaciones de proveedores reales, correos que parecen legítimos... y que muchas veces lo son, porque han sido generados por IA entrenada para engañar.
Las empresas exportadoras son especialmente vulnerables. ¿Por qué?
La sofisticación de los ataques crece al mismo ritmo que tu internacionalización. Y muchos ciberdelincuentes ven en los exportadores una presa ideal.
Cada semana se conocen nuevos casos de empresas que pierden sumas millonarias por fraudes digitales. Algunas jamás logran recuperar su dinero. Otras, pierden su reputación internacional. La mayoría, no tenía un plan.
👉 La pregunta clave es: ¿Estás incluyendo la ciberseguridad en la planificación estratégica de tu negocio? ¿O seguirás reaccionando solo cuando el daño esté hecho?
Muchas organizaciones están fortaleciendo su ciberseguridad con IA defensiva, que permite detectar patrones anómalos, bloquear accesos sospechosos y anticiparse a vulnerabilidades antes de que sean explotadas.
Pero no basta con comprar tecnología. La ciberseguridad empieza con la estrategia:
No todas las empresas están al mismo nivel: muchas aún luchan por resolver lo básico, como la gestión de accesos, la trazabilidad de operaciones, o la protección de datos sensibles. Pero no hay excusas válidas: el delito no espera a que estés listo.
Mientras lees esto, miles de hackers están probando métodos con IA para acceder a empresas como la tuya. ¿Estás preparado para detectarlos? ¿Para enfrentarlos? ¿Para evitarlos?
Porque si tú no estás planificando, ellos sí lo están haciendo. Y van un paso adelante.
Aquí te dejamos los artículos más leídos y útiles de esta semana en el Diario del Exportador:
🔗 Guía para exportar: ¿Estás listo para exportar?
🔗 Importaciones de petróleo en 2024 y el nuevo mapa del crudo
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🔗 ¿Por qué la sostenibilidad dejó de ser una opción en el Comercio Internacional?
🔗 ¿Conoces el término Descarbonización en logística?
🔗 Vaciado de contenedores paso a paso
🔗 Cómo aprovechar un Tratado de Libre Comercio al importar
🔗 Qué debe saber una empresa sobre importar mercancías
🔗 ¿Cuándo aprueba el Congreso un Tratado de Libre Comercio?
🔗 Qué mueve el precio del dólar y por qué nos afecta
🔗 Por qué los líderes deben aprender a leer culturas extranjeras
🔗 Qué es un Affidavit y por qué se requiere en la exportación
🔗 Qué son las operaciones triangulares y cómo funcionan
🔗 Fraudes digitales en exportación y cómo prevenirlos
🔗 Qué es un buque granelero y cómo funciona en el transporte
🔗 Logística de entrada, salida e inversa en la cadena de suministro
Leo en Ok diario una noticia sobre los cazadores
El artículo, que dice basarse en un informe elaborado con la colaboración de la Fundación Artemisan y Deloitte, dice, entre otras cosas que:
Tal vez se me escapa algo, pero si los ingresos netos del cazador medio son 2.011 €/mes, 28.154 €/año si cobra 14 pagas, y el gasto medio es de 12.069 €/año....
¿El cazador medio se gasta el 43 % de sus ingresos netos en la caza?
¿El artículo miente como un bellaco?
¿Nos tenemos que creer la mención del informe original que dice que el colectivo de cazadores invierte 289 millones al año en gestión y conservación del medio ambiente?
¿Responde todo esto a un greenwashing de la caza?
En el día de ayer y a petición del grupo municipal IU, se ha dado una visita al zoosanitario. A pesar de que la solicitud la hacen ellos, dejando claro que irán acompañados de varias personas comprometidas con el mundo animal, dando sus nombres y apellidos, esa invitación no llega en tiempo y forma. ¡Todo un despropósito! Ese hecho es causante de que solo pueda acudir yo, incluso llegué tarde. Dado que mis compañeras no tenían margen para organizarse con sus quehaceres diarios, no han podido estar.
La falta de formalización por parte del delegado de Bienestar Animal a esa petición y ese tiempo insuficiente para preparar adecuadamente la visita nos ha demostrado su falta de respeto hacia las personas que querían asistir a la visita y una falta de consideración hacia los temas que se iban a tratar. Como era de esperar, fue una visita dura, aunque necesaria.
Os resumo un poco mis impresiones, y seguramente me quede corta. Los cheniles de los perros tienen un espacio insuficiente. Ya en otra visita que se dio hace años, se consideró esa situación y se decidió hacer de dos cheniles uno. A día de hoy, no se ha hecho. Pregunté si tenían aire acondicionado en verano y calefacción en invierno, a lo que me contestan que hay un climatizador. Lo cierto y veraz es que he ido en verano por allí y andaban los trabajadores con mangueras de agua refrescando el tejado de los cheniles.
Aunque sí es verdad que hay personal sacando a los perros a pasear, el personal es insuficiente, con lo cual, si están masificados de perros, os podéis imaginar cuántas veces salen a la semana o al mes. ¡Ahí lo dejo! En cuanto a las gateras, más de lo mismo. Un habitáculo prefabricado de chapa, poco espacio, poca luz, sobre todo a los que debieran estar en cuarentena, y aquí sí parece haber aire acondicionado. Todo muy mejorable sin duda.
Es ahí donde, mirando las vallas que delimitan el centro con Lipasam, le digo a Ricardo Vega que ¿cómo es posible que un centro que tiene que velar por la seguridad y protección de los animales esté tan mal acotado? Le comento que hace unos meses se escapó una gata de ahí, una Tricolor que no ha vuelto a aparecer. Aunque sea un error humano, si estuviera bien cercado el recinto no sale del entorno del zoosanitario, facilitando una vez más su captura. Asunción me lo justifica diciendo que son gatos y escalan, yo le digo que los gatos no trepan adoquines.
También veo que, al haber falta de personal, se dan este tipo de incidencias. Errores injustificables si no fuese porque allí faltan manos. Más trabajadores. A estas alturas y vuelvo a repetir, en un centro de protección animal no nos podemos permitir este tipo de incidencias.
También he abordado el tema de los requisitos y los problemas que estamos teniendo últimamente a la hora de registrar colonias felinas. Les he dicho que el tema del anexo en el que piden las fotos de los gatos es surrealista y absurdo. Además de imposible (gatos de la calle). Que si bien en su día se adjuntó al protocolo ese anexo, porque no se nos olvide que ese protocolo se elaboró conjuntamente con mi compañera Ana Megher, Carol Garrido y yo, ese anexo se deja claro que es para cuando se esté impartiendo el CER, a la hora de entregar el gato a clínica, se entregue con foto y una serie de datos de la colonia para evitar así posibles errores y que no te entreguen otro que no sea el tuyo.
Asunción, con las mismas y sin pestañear, me dice que ella solo aplica lo que dice el protocolo y que hará lo que le diga un juez. Compañeras y compañeros animalistas, ella lo decretó. Cabe resaltar, ya que hablamos de leyes, que hay otra, la ley 7/2023, que no se cumple a día de hoy.
Por cierto, a la pregunta de ¿Cuántas colonias hay registradas? Me dice sin despeinarse que solo cuatro, por si fuera poco, me niego en rotundo a tal afirmación, ya que, dicho por ella misma en la última reunión, había 90 colonias registradas. Juzguen ustedes. Ni la mía está registrada, según ella, más de un año sin recibir notificación alguna de que estaba a falta de documentación. Muy extraño todo. Lo de las fotos a los gatos es una tomadura de pelo, lo de que hayan cuatro colonias registradas, cinismo en estado puro.
Aquí llegamos a la pregunta de ¿Cuándo se va a empezar a aplicar el método CER? Dice que está en marcha, que hay dinero, que están en contacto con el colegio de veterinarios para empezar a dar cursos a las alimentadoras, que están diseñando un carnet para nosotras, maravilloso, etc. A eso le he preguntado que de cuánto tiempo más estamos hablando, ¿seis meses? ¿Ocho meses? ¿Un año? Se queda callado. Solo repite de vez en cuando, "se está avanzando". Hay dinero y está en proceso. Para mi entender, estamos en el mismo punto que estábamos al principio.
He preguntado por la empresa de recogida y bueno, le dije que me consta que había veces que hacían caso omiso a las llamadas de emergencias. Por supuesto lo niegan. Desde aquí haremos un seguimiento a ver qué tal funcionan. Me llegan por fuentes que, según esa empresa de recogida, solo acudirán si son llamados por la policía local. Atentas a este dato. Aún así, seguiremos de cerca y hay que empezar a denunciar ¡todo!
Conclusión
Los animales desprotegidos, los encargados de aplicar el método CER aplican la ley del silencio y ponen cara de "nada". Y salí de allí indignada. Desde aquí hago un llamamiento a organizarnos. Para eso hay ya un grupo y no podemos permitir que sigan jugando con un colectivo, el colectivo animalista, los que le dan voz a los sin voz.
En esa visita, como representantes del Ayuntamiento, acudieron don Ricardo Vega, director de Bienestar Animal en el Ayuntamiento, y doña Asunción Maireles Osuna, jefa del Laboratorio Municipal. Como invitados, Ismael Sánchez, representante y portavoz municipal por IU, y Ana Richarte, coordinadora de Bienestar Animal por CGT Andalucía y componente de Sindicato Gatuno.
Estos días circula por los medios informativos cómo los fondos de inversión venden miles de viviendas e impiezan a desinvertir. Cerberus, BlackStone dejan de alquilar y venden miles de viviendas. Muchos saltaron a decir que eso no iba a bajar el precio de la vivienda, que hay exceso de inmigración. Cuando la realidad es que el flujo de inmigrantes se ha reducido bastante.
Esto sumado a los efectos del cambio climático qué hacen que la gente deje de comprar casas por el calor excesivo como ocurre en Almería y se van al norte, genera una tormenta perfecta que los que me seguís por aquí llevo anunciando.
Hoy ya podemos ver algunos de los efectos en los mercados inmobiliarios:
Seguir pensando que todo lo chino es de mala calidad podría costarnos muy caro
¿Cuántas veces has descartado un producto solo porque ponía 'Made in China'? Esa etiqueta que durante años fue sinónimo de bajo coste y mala calidad ya no significa lo que crees. Mientras Europa se aferra a prejuicios del siglo pasado, China ha dado un salto tecnológico que está cambiando las reglas del juego industrial. Y nosotros... seguimos sin enterarnos.
El mito que nos cuesta millones
Imagina que estás mirando un vídeo de YouTube. Un mecánico analiza un coche de alta gama, abre el capó y... horror. Algunos componentes están fabricados en China. Inmediatamente comienza a cuestionar la calidad del vehículo. El metal parece fino, las piezas no inspiran confianza.
¿El problema? Ese análisis es tan científico como juzgar un libro por su portada.
Hace más de una década que 'Made in China' dejó de ser sinónimo automático de baja calidad. ¿La prueba? Ese móvil que probablemente llevas en el bolsillo. Si es un Xiaomi, un Huawei o incluso un iPhone (sí, también se fabrican en China), estás usando tecnología que en muchos aspectos supera a la europea o estadounidense.
Un análisis técnico de los smartphones de Xiaomi revela algo sorprendente: la tecnología de soldadura de sus placas base, los niveles de integración de componentes y la precisión en el ensamblaje requieren maquinaria más avanzada que muchos dispositivos occidentales de gama alta.
¿Cómo es posible? Porque confundimos origen geográfico con especificaciones de calidad. China no fabrica solo productos baratos. China fabrica de todo: desde lo más barato hasta lo más sofisticado tecnológicamente. La clave está en lo que el comprador está dispuesto a pagar.
Si pides componentes baratos, recibirás componentes baratos. Da igual que se fabriquen en China, Alemania o Marte. La calidad la pagas tú, no la determina el código postal de la fábrica.
Cuando los metales engañan al ojo
Volvamos a nuestro mecánico de YouTube criticando piezas que parecen 'finitas'. Es el mismo error que se cometió con Tesla hace años. 'Las soldaduras están mal hechas', gritaban los expertos improvisados.
El problema: no preguntaron a un ingeniero estructural de verdad.
La explicación es fascinante: ciertos procesos de estampado de acero no necesitan soldaduras perfectas porque la resistencia del material no viene de la unión, sino del proceso de conformado. Es como origami de acero: el plegado correcto crea la estructura resistente.
Los metales son materiales complejos. Su resistencia no depende solo del grosor, sino de:
Las técnicas de plegado y conformado (cómo se da forma al metal)
Los tratamientos térmicos (el 'cocinado' del metal)
La composición química (la 'receta' de la aleación)
La precisión del proceso (los detalles que marcan la diferencia)
Y aquí viene lo interesante: China ha desarrollado plegadoras de chapa de alta presión que Europa aún no tiene. Estas máquinas permiten usar materiales más ligeros sin perder resistencia. Es como construir con papel maché de alta tecnología: parece frágil, pero aguanta más que el acero tradicional.
'Los coches de ahora son de papel', dice la gente. 'Con cualquier golpe quedan destrozados'. Y tienen razón... pero se equivocan en las conclusiones.
Los ingenieros de ArcelorMittal (sí, los que saben de esto de verdad) lo explican así: los coches modernos están diseñados con chapas más finas, pero incorporan vigas transversales y pliegues calculados al milímetro. Cuando hay un impacto, toda la energía se canaliza por debajo de los pasajeros. El coche se destruye, pero la cabina queda intacta.
El resultado: las muertes en accidentes comparables han bajado un 70%. Setenta por ciento. Antes, un golpe a 40 km/h podía ser mortal. Ahora, como mucho se te cae el café.
Esos coches 'de juguete' que tanto critican en realidad son máquinas de salvar vidas. Pero claro, eso no queda tan bien en un vídeo viral.
El secreto chino no es lo que piensas
'China nos gana porque tienen mano de obra esclava'. ¿Cuántas veces has oído esto? Pues tenemos malas noticias: es falso.
La clase media china ha crecido exponencialmente. Los salarios en las fábricas tecnológicas chinas son ya comparables a los de países emergentes de otros continentes. No, no trabajan 'por un cuenco de arroz'. Esa imagen es una ilusión reconfortante que nos contamos para no aceptar la realidad.
China lleva 15 años invirtiendo en automatización de forma sistemática. No ha sido gradual. Ha sido una revolución. Mientras Europa debatía sobre si automatizar o no, China ya lo había hecho.
Pero hay algo más, algo que casi nadie comenta: la concentración geográfica de sus cadenas de suministro.
Imagina esto: en ciertas ferias de electrónica de Shenzhen, puedes construir un iPhone completo sin salir de un edificio. Memorias en el puesto 23, pantallas en el 45, chips en el 67, baterías en el 89. Todo ahí. Todo disponible mañana.
En Europa, si necesitas componentes, tienes que hacer pedidos con semanas de antelación, coordinar entregas desde media docena de países, mantener inventarios gigantescos por si acaso... Es como jugar al ajedrez con una mano atada a la espalda.
En China, el tiempo entre 'tengo una idea' y 'tengo un prototipo funcionando' puede ser de horas. En Europa, de semanas o meses. Esa es la verdadera diferencia.
Volkswagen y el elefante en la habitación
Volkswagen está en crisis. Pero no es una crisis repentina. Es una crisis que llevaba 20 años gestándose.
Funciona así: Volkswagen amenaza con cerrar la fábrica de Martorell. El gobierno se asusta. Les dan subvenciones. Volkswagen aguanta unos años más sin innovar. Vuelven a amenazar. Más subvenciones. Y así una y otra vez.
Es como tener un hijo de 40 años viviendo en tu casa. Le das dinero para que busque trabajo, pero sabe que mientras sigas pagando, no hace falta que cambie nada.
En corporaciones gigantes como Volkswagen existe un fenómeno perverso: cualquier decisión estratégica tarda años en mostrar resultados. Pero los directivos que toman esas decisiones se jubilan en 5 o 10 años.
¿El resultado? Parálisis total. ¿Para qué arriesgarse con innovación radical si cuando explote (para bien o para mal) ya no estarás ahí?
Pregunta incómoda: ¿tiene sentido mantener con dinero público empleos donde la gente pasa 20 años apretando los mismos cuatro tornillos? ¿No sería mejor usar ese dinero en formación y sectores de futuro?
La gran hipocresía de los aranceles
Durante 30 años nos machacaron con la misma cantinela: 'La globalización es inevitable. El libre comercio beneficia a todos. Los aranceles son cosa del pasado'.
Cualquiera que sugiriera proteger la industria local era tachado de dinosaurio económico, populista o directamente ignorante.
Y entonces China aprendió a jugar al juego global. Y ganó.
Ahora, de repente, esos mismos que predicaban el libre comercio están gritando: '¡Aranceles! ¡Hay que proteger nuestra industria! ¡China hace trampa!'
Aquí está la ironía: China nunca ocultó sus reglas. Cuando Apple, Volkswagen o cualquier multinacional quiso entrar en el mercado chino, les dijeron claramente:
Tienes que asociarte con una empresa china
Tienes que compartir tecnología
La propiedad intelectual tiene limitaciones aquí
¿Y sabes qué hicieron las empresas occidentales? Aceptaron encantadas. El mercado chino era demasiado jugoso, los costes demasiado bajos. Firmaron sabiendo perfectamente lo que hacían.
Ahora, 20 años después, cuando China ha usado ese conocimiento para crear sus propias empresas competitivas, resulta que 'nos han robado'. No. Aceptaste un trato. China cumplió su parte. Tú cumpliste la tuya. Y ahora lloras porque el trato te salió mal a largo plazo.
Es como vender tu secreto de empresa a cambio de dinero rápido y luego quejarte de que tu competidor usa tu secreto. Nadie te robó nada. Tú lo vendiste.
La solución que no quieren oír
Si Europa quiere recuperar competitividad, necesita coherencia. No discursos vacíos. Coherencia.
Queremos proteger a Volkswagen con aranceles? Perfecto. Pero con condiciones:
Tienes dos años para volver a ser competitivo
Si en dos años no puedes competir en precio o calidad, se acaban los aranceles
No hay prórrogas. No hay excusas. O innovas o desapareces
Esto fuerza la innovación real. No la innovación de powerpoint. La de verdad.
Estados Unidos te pone aranceles a tus coches? Europa automáticamente baja los aranceles a los coches chinos que compiten con los americanos.
Resultado: Estados Unidos se enfrenta a más competencia china. Europa consigue coches más baratos para sus ciudadanos. Y Estados Unidos piensa dos veces antes de poner más aranceles.
Es simple: si me atacas con aranceles, yo se los quito a tu competidor. Verás qué rápido negociamos.
El absurdo de trabajar más horas
Tenemos robots. Tenemos inteligencia artificial. Tenemos automatización por todas partes. La productividad por hora trabajada se ha multiplicado por cinco en los últimos 50 años.
Y la solución que proponen algunos es... ¿trabajar más horas?
Es como tener un Ferrari en el garaje y decidir que la solución a tus problemas de transporte es caminar más rápido.
Las empresas han recibido tecnología de automatización, ordenadores, robots, sistemas de gestión digital. Y ahora dicen que el problema es que los trabajadores no trabajan suficientes horas.
No. El problema es que la dirección no sabe usar las herramientas que tiene. Y quiere que los trabajadores paguen con su tiempo el precio de esa incompetencia gerencial.
La verdad incómoda
Volvamos al principio. Ese mecánico de YouTube criticando componentes chinos. Ese discurso simplista y cargado de prejuicios no solo es incorrecto técnicamente. Es peligroso.
Porque mientras nos entretenemos despreciando productos por su código postal de fabricación, China sigue avanzando. Desarrollando nuevas técnicas metalúrgicas. Perfeccionando la automatización. Integrando cadenas de suministro. Invirtiendo en tecnología real.
Y Europa? Europa sigue dando subvenciones a empresas zombis, protegiendo empleos obsoletos, y negándose a aceptar que el mundo cambió.
La calidad no tiene nacionalidad. Un componente excelente puede venir de China, Alemania o Japón. Y uno pésimo, también. Lo que importa no es dónde se fabrica, sino qué especificaciones cumple y qué controles de calidad pasa.
Europa tiene dos opciones:
Opción A: Seguir en la negación, protegiendo lo indefendible, mientras nuestra competitividad se desintegra poco a poco.
Opción B: Despertar de una vez, reconocer errores, dejar morir lo que tiene que morir, e invertir en lo que realmente tiene futuro.
La opción A es cómoda políticamente. Ofrece titulares fáciles y discursos populistas. Pero garantiza el declive.
La opción B es dolorosa. Requiere admitir que nos equivocamos. Requiere decisiones difíciles. Requiere valentía política.
Pero es la única que nos da una oportunidad.
Así que la próxima vez que veas 'Made in China' en una etiqueta, no pienses automáticamente 'basura'. Piensa: '¿Qué especificaciones tiene? ¿Qué controles de calidad pasó? ¿Quién lo encargó y qué estaba dispuesto a pagar?' Porque esas son las preguntas que importan. Las únicas que realmente importan.
Nota: Adaptación de una transcripción de un amigo ing. electrónico e ing. informático. Maquetación realizada con IA.
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