La estrategia iraní en materia de misiles parece estar funcionando: las primeras andanadas de misiles pesados (y drones) agotaron a los interceptores israelíes, y ahora, con menos lanzamientos, se están consiguiendo más impactos. Esto apunta a una mayor precisión, a la degradación de las defensas y a un cambio para infligir a Israel un desgaste a largo plazo.