A LA ATENCION DE
Doña ENMA COSTA.
DIRECTORA DEL PADES MUTUAM... en Cataluña y a cuantos ciudadanos de Barcelona se vean afectados por lo que expongo.ñ..
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Sra. Da. ENMA COSTA, permitame digirirme a Usted con todo respeto, pero con la verdad por delante. Y de manera PUBLICA, ante lo que a continuación le escribo
Tengo ahora mismo un familiar que lucha por su vida en un Hospital de Barcelona.
Este familiar pertenecia antes a Muface/Dkv y al romper esta última sus acuerdos con Muface decidió pasar a la Seguridad Social, la de todos los ciudanos.
Anteriormente el PADES DE DKV visitaba a este familiar ( mas bien ya anciano ) una vez al mes, ya fuese médico o una enfermera, para controlar su estado de salud. Le tomaban la tensión, le auscultan y le indicaban si era preciso que fuese a un especialista.
Pues bien, al pasar mi familiar a la SEGURIDAD SOCIAL le dijeron que le atendería el PADES de MUTUAM.
Para los que lo ignoren la sigla PADES quiere decir: "Programa de Atención Domiciliaria y Equipo de Soporte"...
y según afirma MUTUAM en su web, los Pades Mutuam "se trata de equipos formados por expertos en cuidados paliativos y en la atención a personas con enfermedad crónica avanzada ( ... ) Su atención se lleva a cabo en el domicilio y los cuidados paliativos contemplan una atención integral del paciente que se encuentra en un proceso de final de vida y de su familia"
(ver la web de MUTUAM www.mutuam.es)
Pues bien Doña ENMA COSTA, allí donde DKV Iba todos los meses a visitar a mi pariente, MUTUAM solo ha ido una vez (una Unica vez) a verle desde Enero a Noviembre... del año 2025.
Yo estaba presente en esa visita única ¡En ONCE Meses!!! y la Doctora (cuyo nombre no anote) y la enfermera Doña SILVIA AVILES afirmaron ante testigos --habia otras personas presentes aquel dia en el domicilio de mi pariente-- que ellos NO iban a ir a verle cada mes, como hacía DKV.
Y es cierto,Nunca se ha vuelto a producir una visita del PADES MUTUAM a mi pariente, pese a la afirmación programática que MUTUAN hace en su webb: "la atención a personas con enfermedad crónica avanzada", tampoco le han prestado "una atención integral del paciente".
Ante esta situación que choca frontalmente con el programa que dice tener el PADES MUTUAM, me ofrecí a mi pariente, hace pocos días, a llamarles. Y lo hice y hable con Doña SILVIA AVILES, quien me dijo que por supuesto que no habían ido a visitarle, ya que el PADES solo se activa si
así lo pide el Médico de Familia del interesado. He hablado con dicho médico y me ha afirmado estar en posesión de copia de los documentos en los que pedía dicha activación. Y yo creo al médico, cuya función es SALVAR VIDAS.
Creo, Doña ENMA COSTA, que saber todo esto le parecera DE IMPORTANCIA, si esta denuncia publica de Mal funcionamiento de los PADES MUTUAM, que Usted dirige Doña ENMA COSTA, llega a su conocimiento.
Y NO OLIVEMOS QUE LOS PADES RECIBEN UNA IMPORTANTE AYUDA DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA.
Quedo a su disposición,
Sra. Da. ENMA COSTA.
Antonio Martin
DNI XXXXXXX (Tacho su DNI por si acaso.)
(Periodista)
Ruego den difusión a este post. Muchas gracias
Ni siquiera fue a cien kilómetros de Madrid. Yo creo que el pueblo está a algo menos, aunque me pase como a Cervantes y prefiera no recordar su nombre.
Ni siquiera fue en tiempos de Franco. Fue en el año de Tejero, año tricornudo y melindroso que hizo Presidente al que menos lo esperaba, porque los demás esperaban aún menos verse a sí mismos cagados patas abajo.
En medio de un secarral había una carretera, y en una curva de la carretera había un mesón que bien valía su nombre: una mesa de grandes proporciones con cuatro bancos corridos, servida por una perola que ablandaba en la cocina las vacas bisabuelas que cocinaba mi madre.
Tenía yo entonces nueve años, pocas ganas de estudiar y menos aún de hacer los deberes. Las notas no habían sido buenas, el maestro era malo y borrachín, la escuela fría ty las noticias aún peores: mi padre no se había despeñado; sólo se había ido con otra.
No sé que fue lo que hice. Derramar algo de vino, quizás, cuando fui a servir a un camionero. O dejar caer una taza. Recuerdo eso sí, la hostia que me llevé. Con la mano abierta. Y recuerdo el oído zumbante. Y recuerdo la segunda hostia, y a mi madre llamándome inútil, y piojoso, y maricón, y lamentándose de no haberme reventado contra el suelo el día que nací.
No era la primera vez, y un par de parroquianos se removieron incómodos en sus taburetes.
-No son maneras, mujer terció el camionero.
-Tú come y calla. O marcha de aquí ahora mismo -respondió mi madre.
-No son maneras, joder -insistió él.
-Los palos que me dio su padre se los va a llevar él uno por uno, ¿o qué te crees? A este le arranco el pellejo, antes de que salga como el otro cabrón.
El camionero se levantó y le rompió a mi madre la nariz de un puñetazo. Ella chilló, y el segundo golpe le saltó un diente. Se quedó en el suelo, sollozando.
-¿Algo que decir? -preguntó el camionero a los otros parroquianos, que habían hecho ademán de acercarse.
-Tengamos la fiesta en paz -dijo Segismundo, el vaquero.
-Pues que haya paz. Y tú levanta de ahí, y ponme copa y faria.
Y mi madre se levantó, le puso la copa y le trajo una faria.
Recuerdo que me guiñó, detrás del humo.
Y después de pagar, prometió volver. Y dejó veinte duros de propina.
Y volvió.
Y me dejaba veinte duros cada vez que venía. Hasta que un día que se quedó a dormir. Y allí vivió hasta el año 2016. Con mi madre. Que no volvió a levantarme la mano.
La enterramos en febrero.
No le guardo rencor.
Te lo hicieron pasar mal.
Yo te creo, hija de puta.
Feindesland. 2020. Lo escribí en formato relato, pero pertenece a una especie de entrevista. El que lo contaba lo hacía en primera persona, poco después del final del confinamiento. Pensé que daría para un reportaje, pero me dijeron que no.... Y nunca lo investigué más.
Publiqué hace poco un relato por estos lares con la intención de analizarlo y desmenuzarlo un poco, aprovechando que es mío y sé cuál fue el proceso de crearlo. Lo sé más o menos, vaya, porque a veces es más fácil descubrir los cosidos de un trabajo ajeno que del propio.
La cuestión es que en mi relato, al contrario de lo que @ContinuumST y yo predicamos en anteriores entregas, se dice muy poco del personaje. Se habla de su edad, y se habla de su profesión, dos datos completamente insuficientes para trazar un carácter. ¿Y por qué lo hice así? Porque en realidad ni el personaje ni la historia tenían importancia, y que mi intención era centrarme en una idea, o sensación: la pérdida y su descubrimiento. Es decir, no tanto la pérdida como el modo en que la pérdida se hace presente en nuestra vidas.
En el sitio donde almaceno los apuntes de mis relatos, había dos opciones: o la que véis en este relato, o el tío que vuelve solo a casa después de que lo haya dejado su novia. El trauma no es tanto la separación como volver sólo a casa. Y hay que saber escribir al tío que mejor vuelve solo, y de eso estamos hablando aquí: la historia, en esta modalidad de relato, es la que describe al personaje, y el personaje es el que encarna la idea, porque la idea es el único y verdadero núcleo del relato.
"Un hombre sentado en un banco bajo la lluvia mira su reloj y espera. Tiene unos cincuenta años y va vestido de oscuro, con un traje a la vez anticuado y flamante"
Como veis, no me complico mucho más la vida y el motivo es que, para lo que queremos de él, que es que represente su papel de idea viviente, es irrelevante casi todo lo demás. E incluso se podrían reducir y eliminar cosas, pero cada cual tiene su término medio.
Más adelante, en el diálogo interior del protagonista, se ofrece su nombre y su profesión. El nombre es irrelevante, peor la profesión contribuye en este caso a incrementar la ironí, o el dolor de lo que se va a contar.
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el profesor Leandro Martínez había de recordar aquella tarde en que se puso a pensar estupideces bajo la lluvia porque no se atrevía a pensar en otra cosa."
Eso ya pertenece al tono y al registro, del que hablaremos más adelante, y en este caso es parte integrante de mi estilo. O sea, que no lo recomiendo ni como bueno ni como malo. Es cosa mía.
Y ahí se acabó la descripción del personaje. A partir de aquí, me centro en pequeñas circunstancias o hechos, que serán las que describan, al final, quién es el tío que está bajo la lluvia, qué le ha pasado, y por qué no podría ser de otro modo.
EL personaje no tiene por qué construir el relato. También puede ser al revés.
Es otra manera de hacerlo, y me apetecía comentarlo.
¡Salud!
menéame