España es una de las hijas más peculiares de la Iglesia Católica, un país con mucho católico de boquilla, con una iglesia sembrada de privilegios, pero innegablemente católico en lo cultural. No obstante, en el pasado era España país sinceramente católico, pero a la vez muy propio en sus modos y maneras. En la época en que Copérnico se hallaba prohibido por la Iglesia, era no obstante lectura obligatoria en la Universidad de Salamanca, pues no en vano Spain is different.
Tan diferente era este país, que las Cortes de Castilla una vez pasaron por encima de la autoridad del papa en materia teológica a golpe de votación.
Corría el año 1617, y las Cortes decidieron de manera soberana que Santa Teresa de Jesús, la famosa santa de Ávila, sería patrona de los reinos de España, compartiendo la facultad que hasta entonces tenía encomendada el apóstol Santiago, quien sigue ostentando esa distinción. La votación fue realmente exitosa, y considerando el poder e influencia que tenía el rey en Roma, el papa no se atrevió a cuestionar la inmensa injerencia de las autoridades civiles sobre una materia teológica, dejando que las cosas siguieran su curso.
Nueve años después, con la devoción por la santa patrona bien asentada y votada nuevamente en Cortes, desde Madrid se pidió al papa que confirmase lo que se había votado soberanamente, ya que resultaría bueno tener una confirmación formal de algo que no era realmente canónico. Esto decía el conde-duque de Olivares al embajador español en Roma:
Dos veces ha votado el reino junto en Cortes por su patrona y abogada a la santa madre Teresa de Jesús, y serále de gran consuelo que Su Santidad lo confirme. Ofrécense algunas contradicciones, en que quizá el cielo no será menos pío; pero como es casi universal la devoción de estos reinos a tan grande santa, justamente podemos seguirla y asentarla con nuestros oficios. Escribo sobre esto a los señores cardenales Pío y Torres; pero V. S. lo ha de favorecer en todas partes, como devoto de la santa y señor mío. Suplícola a V. S. muy de veras, y quiero que sepa que casi desde que nací la tengo por abogada, y gran confianza en su protección; y que por lo menos, ya que de mi cosecha no puedo ofrecerle cosa buena, he de poner a cuenta de la santa lo que debiere a V. S. en esta ocasión, que ella es tal que nos pagará bien a todos. Y yo estimaré esta deuda con particular reconocimiento. Dios guarde a V. S. como deseo.
El papa no dudó en avenirse a los ruegos de Felipe IV y Olivares a través del embajador, y proclamó mediante breve pontificio patrona de los reinos de España a Santa Teresa de Jesús, sin menoscabo del patronato de Santiago, a fecha 21 de julio de 1617:
Nos, alabando mucho en el señor la piedad y acuerdo presente de los dichos procuradores, y queriéndoles hacer especiales favores y gracias, y absolviéndoles a ellos , y a cada una de sus personas, para efecto de conseguir tan solamente la presente gracia, de cualesquiera sentencias, censuras, y penas eclesiásticas de excomunión, suspensión, entredicho, y otras cualesquiera por decreto o especial persona, con cualquiera ocasión o causa puesta, si acaso están con ellas ligados [...]
Nótese la peculiar formulación para introducir la idea de que no procede de él, y de que tampoco es una cosa particularmente canónica, pero que se inclina a hacer un favor a su rebaño, que viene después:
Estatuimos, y con precepto mandamos, que de aquí adelante y para siempre jamás, todas las personas de los dichos reinos, así seglares y eclesiásticas, como regulares, tengan y reputen a la dicha SANTA TERESA por tal patrona, con todos y cada uno de los privilegios, gracias, e indultos competentes a tales patronos o que de otra manera se acostumbra concederse, y que así lo deban observar aquellos a quien toca.
Para 1630, el papa Urbano VIII se había desentendido de este embrollo y ya no mencionaba a Santa Teresa como patrona de los reinos de España, dándose a entender que ya había perdido tal condición, aunque sin haber emitido jamás un breve o bula que la despojase de tal condición.
Como España es un país tan peculiar, en 1812 las Cortes de Cádiz votaron a Santa Teresa patrona de España igual que lo hicieran casi dos siglos antes las Cortes en Madrid, porque en este país cuando los órganos se ponen a legislar, capaces son de invadir competencias de Dios mismo.
www.google.es/books/edition/Patronato_de_Sta_Teresa_de_Jesus_a_favor/D
La estructura es la fragmentación de la historia en momentos o situaciones dramáticas, subdivididas en escenas. Esta fragmentación, hecha voluntariamente por el autor, debe seguir un orden consecuente con las necesidades dramáticas o las pretensiones narrativas y de contenido que quiere el autor.
Antes de que nadie lo diga, aun no se ha encontrado la estructura perfecta, porque no existe, hay estructuras que no funcionan en la historia Hache, pero que pueden funcionar en la historia Jota.
La estructura tiene muchas funciones, pero una de ellas es “llevar de la mano” al lector a donde el autor quiere y sobre todo NO debe aburrir al lector. Aunque hay casos de estructuras lentas que podrían aburrir a priori y que no es así.
Hay dos tipos de estructuras, la macro estructura y la micro estructura. La primera es la estructura general de la novela, de toda la novela. La micro es la estructura de cada escena.
No creo que haga falta poner ejemplos, pero bueno, macro estructura seria algo así:
Ejemplo 1.
Infancia de Personaje protagonista.
Su juventud en un batallón militar en la guerra Equis.
Hospital donde le amputan las dos piernas.
Su vuelta a casa donde todo el mundo le da la espalda.
Su muerte por sobredosis de barbitúricos.
***
La misma historia se podría estructurar así, ofreciendo otra novela, similar pero diferente.
Hospital donde le amputan las dos piernas.
Flashback. Infancia de personaje protagonista.
Flashback. Su juventud en un batallón militar en la guerra Equis.
Su vuelta a casa donde todo el mundo le da la espalda.
Su muerte por sobredosis de barbitúricos.
***
Y por supuesto habría muchas otras macro estructuras.
La micro estructura se encarga de la escena. Ejemplo.
Hospital. El protagonista se despierta de la anestesia. Brazos escayolados. Tapado con una sábana. Otros enfermos en el pabellón médico de campaña.
Una enfermera pasa a traerle medicación, lo mira preocupada.
Protagonista nota algo extraño bajo las sábanas, a la altura de las piernas.
La enfermera le dice que luego vendrá el capitán médico a hablar con él.
Antes de irse, la enfermera levanta las sábanas para que vea que le han amputado las piernas a la altura de la rodilla.
El protagonista dice que no puede ser, que sigue notando sus piernas.
Fin de la escena. Se pasaría a alguna otra escena de la historia, su novia escribiéndole una carta, o un compañero soldado contando los enemigos que eliminó ayer, etc., etc
***
La función de la macro y de la micro, en general, es EMOCIONAR al lector y llevarlo a donde el autor quiere, con naturalidad pero sin ser predecible. Para eso se usan los llamados puntos de identificación; deben ser personajes que parezcan humanos, que tengan características que puedan ser comprensibles para lector, ya sea un bailarín francés, una ejecutiva canadiense, un soldador alemán, etc.
Un truco que suelo usar en cada escena (tras repasar veinte veces, claro) es “entrar tarde y salir pronto.” ¿Esto qué quiere decir? Ejemplo.
La enfermera le dice que luego vendrá el capitán médico a hablar con él.
Antes de irse, la enfermera levanta las sábanas para que vea que le han amputado las piernas a la altura de la rodilla.
El protagonista dice que no puede ser, que sigue notando sus piernas.
Incluso se podría cortar la parte en la que él dice que sigue notando las piernas. Y reservarla para la escena en la que habla con el capitán médico sobre su estado.
La estructura tiene como gran enemigo que el lector se anticipe. Hay varios tipos.
Telegráfica. Por repetición. Por contraste.
Telegrafiar es un truco literario muy sencillo y muy complicado a la vez, porque hacerlo bien no es fácil. Consiste en pasar una mínima información (verdadera o falsa, eso da igual) sobre algún hecho dramático que va a pasar más adelante.
Ejemplo: El vecino de cama de nuestro Protagonista de hoy se burla de él cuando tienen que lavarlo y limpiarlo cada vez que usa la cuña en la cama. El protagonista desea vengarse de ese malvado compañero. Esto crea una expectativa en el lector, aunque puede que Personaje no haga nada o lo deje todo tal como está.
Por repetición.
Cuando Personaje quiere incorporarse de la silla de ruedas cree que aun tiene piernas y se cae. O cuando quiere alcanzar un objeto y se olvida de la ausencia de ellas y se vuelve a caer. Se puede usar (obviamente) para quitar dramatismo o para aumentar el drama.
Por contraste.
La mayoría de los lectores han leído muchas obras y saben (más o menos) lo que esperan de cada obra, y si la guerra la ganaron los amarillos y la perdieron los morados, eso lo sabe el lector. Entonces, lo que ocurre es que el lector desea revivir lo que YA CONOCE en cierta manera. Todo el mundo sabe que el Titanic se hunde al final, que Robin Hood es quien es y lo que hace, o que Cristo muere en la cruz... a veces podemos contar partes de la historia que todos conocen desde otro punto de vista.
Sin pensar demasiado. La historia paralela de los dueños de la White Star Line en todo el proceso del hundimiento de Titanic. La juventud de Robin Hood hasta justo antes la boda con Marian Gilewater y su declaración posterior de forajido. Etc.
Para todo esto se usa un nuevo truco (en fino, técnica) que es la inversión de expectativas.
Todo el mundo sabe que si tira una manzana al aire, caerá. Si prende fuego a unos setos secos tendrá un incendio. El lector anticipa. Por eso se usan ciertas sorpresas para que las expectativas del lector no se confirmen, para que se sorprenda. OJO, siempre con la credibilidad por bandera.
Y ya lo dejo por hoy que todavía hay mucha tela que cortar.
menéame