Cuando se critican tan libremente los aditivos, los E’s, o la química de la industria alimentaria, nos hacemos un flaco favor, a nosotros mismos y también al conjunto del planeta. Imaginar que la única forma de conservar el pan hoy en día, fuera la congelación, ¿cuántas barras de pan o bollería o pan de sandwich tiraríamos al cabo de un año? Y si fuera esa la única opción, ¿cuántos millones de kWh de electricidad harían falta para mantener todo ese pan congelado?
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