Últimamente se habla mucho de los peligros de la inteligencia artificial: que si los coches autónomos, los drones, los algoritmos que controlan los mercados… Más de uno está realmente acojonado. Y en esta entrega de Computerphile Rob Miles explica algunas de las cuestiones teóricas relevantes al respecto y propone un estupendo ejemplo a modo de experimento mental.
Pero el experimento precisamente marca los límites. De hecho es que se llama inteligencia y no lo es. Con otras palabras, cuando la gente dice "inteligencia artificial" quiere venir a decir, más o menos, "inteligencia humana artificial", y eso no es así. Que un ordenador gane jugando al ajedrez no hace al ordenador más inteligente (para nada), al contrario, lo que hace es darle al ajedrez su perspectiva de mero problema matemático, igual que nadie se asombra que un bulldozer tenga más fuerza de Chuck Norris (es interesante resaltar que hacen falta menos humanos de los que parece para finiquitar un bulldozer aún dirigido por otro humano, como las guerras prueban todos los días).
El experimento del sello es un sistema algorítmico con capacidad de modificar sus instrucciones (y además lo hará con cargo a las premisas que le hemos programado, harina de otro costal como dicen al final es que no sepamos dónde podría terminar eso, que probablemente es incluso un árbol de contingencia). Eso ni siquiera es inteligencia. Estamos en lo mismo, llamándole a las cosas lo que no son.
Automatismo no es inteligencia, y no lo ha sido nunca.
Y por si hace falta: inteligencia es la capacidad de percibir, analizar y comprender. Está claro que el programa no la tiene, ni siquiera una versión limitada.
#1 O la cafetera, o la tostadora... Imagina, le pides a la puta nevera que haga la compra (entre ella la carne de la semana) la nevera hace un pedido, llegan dos sicarios te matan, te trocean y te envuelven en papel film para tu posterior almacenamiento en el congelador.
Es más que lógico. Cuando cualquier inteligencia artificial se ponga a calcular el impacto del ser humano en el medio ambiente y las consecuencias de nuestra forma de actuar, la solución, inevitablemente, pasará por nuestro control o por nuestra eliminación.
Para evitarlo, habrá que desarrollar la IA con un fuerte sesgo hacia el ser humano. Y programar este desequilibrio y que sea infalible es extremadamente difícil. Tan difícil que seguramente fallaremos y seremos todos completamente eliminados o sometidos por nuestra propia creación. #2 Te pillo el icono
Comentarios
parece que Asimov fue un visionario a la altura de Verne
Pero el experimento precisamente marca los límites. De hecho es que se llama inteligencia y no lo es. Con otras palabras, cuando la gente dice "inteligencia artificial" quiere venir a decir, más o menos, "inteligencia humana artificial", y eso no es así. Que un ordenador gane jugando al ajedrez no hace al ordenador más inteligente (para nada), al contrario, lo que hace es darle al ajedrez su perspectiva de mero problema matemático, igual que nadie se asombra que un bulldozer tenga más fuerza de Chuck Norris (es interesante resaltar que hacen falta menos humanos de los que parece para finiquitar un bulldozer aún dirigido por otro humano, como las guerras prueban todos los días).
El experimento del sello es un sistema algorítmico con capacidad de modificar sus instrucciones (y además lo hará con cargo a las premisas que le hemos programado, harina de otro costal como dicen al final es que no sepamos dónde podría terminar eso, que probablemente es incluso un árbol de contingencia). Eso ni siquiera es inteligencia. Estamos en lo mismo, llamándole a las cosas lo que no son.
Automatismo no es inteligencia, y no lo ha sido nunca.
Y por si hace falta: inteligencia es la capacidad de percibir, analizar y comprender. Está claro que el programa no la tiene, ni siquiera una versión limitada.
#6 Menos mal que se escuchan voces razonables entre tanto amarillismo con la IA.
Moriremos todos asesinados por un robot de la oficina de correos
#1 O la cafetera, o la tostadora... Imagina, le pides a la puta nevera que haga la compra (entre ella la carne de la semana) la nevera hace un pedido, llegan dos sicarios te matan, te trocean y te envuelven en papel film para tu posterior almacenamiento en el congelador.
Esto en la edad de piedra no pasaba.
Es más que lógico. Cuando cualquier inteligencia artificial se ponga a calcular el impacto del ser humano en el medio ambiente y las consecuencias de nuestra forma de actuar, la solución, inevitablemente, pasará por nuestro control o por nuestra eliminación.
Para evitarlo, habrá que desarrollar la IA con un fuerte sesgo hacia el ser humano. Y programar este desequilibrio y que sea infalible es extremadamente difícil. Tan difícil que seguramente fallaremos y seremos todos completamente eliminados o sometidos por nuestra propia creación. #2 Te pillo el icono
#4 Ese icono es mio! Hablaré en secreto con mi licuadora para que te elimine.
Un ejemplo muy parecido aparecía en un envío reciente. Este es el link a la entrada del blog
http://waitbutwhy.com/2015/01/artificial-intelligence-revolution-1.html