Alguien que es la cabeza orgánica y debería ser la cabeza moral de la institución que se ocupa de tan nobles tareas, sigue ahí, atrincherado, a pesar de que sus subordinados en la estructura jerárquica tienen que decidir si en su jefe concurren o no indicios de delito y si deciden acusar o no. El ácido que supone la continuidad del Sr. García Ortiz es tan obvio que demuestra, antes que nada, que nunca fue digno del cargo, porque de valorarlo y encarnarlo adecuadamente, habría corrido a presentar su renuncia.
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Por tanto, dado que el cargo está por encima de la persona, tanto por su propio bien, como por el bien de la figura que representa... creo que es imperativo su cese... por motu propio, o por el propio gobierno.
Una vez hecho esto... si pondría todos los medios posibles, para que se aclare como deba hacerse... todo… » ver todo el comentario