Acusado por los ecologistas de haber hecho poco para preservar el medio ambiente, el popular presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, no quiere ir en diciembre a la reunión de la Conferencia de Naciones Unidas que se celebrará en Copenhague con las manos vacías. Por eso, ha anunciado en la radio que su Gobierno se compromete a disminuir hasta 2020 en un 80% el ritmo actual de destrucción de la Amazonia, que ya ha perdido un territorio de selva mayor que el de toda Francia.
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