Nada es igual en Bagdad. Ahora los niños juegan con armas y los adultos, atormentados por el miedo, la amargura y la incertidumbre, perdieron el sentido del humor. También es normal morir. Detalles del drama aparecen en testimonios que los propios bagdadíes han ofrecido a periodistas de diversos medios de información, este abril de 2008.
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