El mundo de las administraciones está lleno de misterios y sorpresas. Como es sabido, esas administraciones tratan de perpetuarse en la memoria de los ciudadanos y para ello nada mejor que las obras llamadas públicas. Eso no son palabras que lleva el viento, sino piedra, cemento y acero sobre los cuales es posible e incluso necesario colocar una placa. Incluso aunque no estén ni siquiera comenzadas. El catálogo de dislates y generosidad administrativa podría ocupar un libro lleno de ejemplos.
|
etiquetas: administración pública , obras inútiles