Todos tenemos una imagen idílica de Japón dónde a los coches sólo les falta volar y reina la felicidad. Tal vez el ejemplo más claro de que la felicidad es posible en un mundo privatizado donde las empresas campan a sus anchas. Todo un éxito del capitalismo... ¿O no?. ¿Y si no fuera todo tan bonito? ¿Y si tuvieramos una imágen idílica de ellos y no les estuviera yendo tan bien?. ¿Y si su éxito como nación se debiera a la actitud de una generación que se muere? Interesante artículo sacado de un blog interesantísimo. Vía jorginius :-)
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