También se habló de Portugal, del Rosellón y la Cerdaña y de la Baja Navarra, territorios estos dos últimos que Hitler y Von Ribbentrop propusieron a sugerencia de Serrano Suñer, como contrapeso a las irrealizables ambiciones en África. En los desvaríos, se llegaba incluso a utilizar argumentos del tradicional nacionalismo catalán (que se remontan a la Corona de Aragón) para mostrar los derechos que España tenía sobre territorios tan variopintos como la ciudad de Alguer (Cerdeña) en la que se dice, se habla catalán.  
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