La puerta principal de la vivienda estaba forzada. Una vez en el interior, lo encontraron todo revuelto y desordenado. El cristal de la ventana del balcón estaba roto y la persiana de la ventana de una de las habitaciones se encontraba destrozada. "Una vez que llegamos al cuartel, que sería sobre las ochos y media, oímos música (...) decidimos entrar. No vimos a nadie. Hasta que mi marido encontró a un guardia civil que vimos por allí, junto con un grupo de mujeres, como si hubiera una fiesta.
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