…me sentí abrumado por el alivio al ver … mi edificio en pie. Saqué la llave y subí las escaleras … para encontrar la puerta abierta, las ventanas destrozadas y el yeso cayendo de las paredes. Todos nuestros muebles habían desaparecido. Sin embargo, todavía me sentía afortunado: tenía un techo sobre mi cabeza, a diferencia de miles de otros que lo habían perdido todo, ahora obligados a vivir en tiendas de campaña. Sin darme cuenta de lo que estaba haciendo, me acosté en el suelo cubierto de escombros y lloré. Estaba en casa.  
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