Famosos escándalos políticos suecos deben parecer irrisorios a los españoles, como el de unas barritas de chocolate que Mona Shalin, la actual jefa del partido socialdemócrata, ahora en oposición, compró en 1995 con una tarjeta de crédito reservada a los parlamentarios para gastos oficiales. Los periodistas se enteraron y Mona perdió la posibilidad de llegar a ser la Primera Ministra sueca, el llamado "escándalo Toblerone" ya está olvidado y ahora Mona intentará de nuevo llegar al máximo puesto en las próximas elecciones el próximo otoño.
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