En el sudeste asiático, masticar nueces de betel se ha practicado desde la antigüedad. Estas plantas contienen compuestos que mejoran el estado de alerta, la energía, la euforia y la relajación. Aunque esta práctica es cada vez menos común en la actualidad, ha estado profundamente arraigada en las tradiciones sociales y culturales durante miles de años. Masticar nueces de betel suele causar manchas en los dientes, que van desde un marrón rojizo oscuro hasta negro.
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