Condenaron hasta a la abuela. Porque Quiteria B. V. con 73 años y dos condenas por sentencia firme por tráfico de drogas, era una de las cabecillas de la familia que organizaba la venta en el domicilio de papelinas de cocaína y de tabletas de hachís. Fueron juzgados 12 miembros de una misma familia que tenían distribuido el "negocio" en tres pisos del mismo edificio de la calle Ángel de Villena, en Valencia. Tenían montado un dispositivo de vigilancia e, incluso, usaban el cochecito del bebé para esconder la balanza de precisión para pesarla.
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