Pese a sus bondades, universalizando el conocimiento de manera gratuita, ofrece una cara B mucho más inquietante. “Es algo muy profundo e incluso un poco aterrador… porque está ocurriendo muy rápido, y no hay un límite superior”, opina Gates, planteándose qué papel puede ocupar el ser humano en un mundo de algoritmos. Gates cree que la IA va a tener un papel fundamental en la transformación de dos soportes vitales de la sociedad, la educación, donde se corre el riesgo de que desaparezca la figura del profesor tradicional, y la sanidad.
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