Haber votado al PP es una desgracia como otra cualquiera. Digamos, como cruzar las vías del tren borracho y que te atropelle un mercancías fuera de horario y te arranque de cuajo una pierna. Mala pata. Sin embargo, hay algunos que lo votarían otra vez sin dudarlo, es decir, volverían a cruzar borrachos por el mismo paso a nivel para que les atropelle el mismo tren a la misma hora, a ver si hay suerte y les arranca la otra pierna.
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