El PP, como buena derecha que es, siempre ha tendido a desequilibrar el poder estatal frente al monopolio de lo privado, ejerciendo el derecho a la privatización y libre mercado, siempre tan libertinos ellos. Ahora no contentos con esa solución clásica y lejos de tomar en sus manos un modelo dictatorial prefieren esquilmar las arcas públicas y, por ello, son numerosos los "alcaldes revolucionarios" que se enfrentan a cargos de cohecho, prevaricación y estafas varias.