Las baterías LFP (litio-ferrofosfato) ganan terreno en los coches eléctricos más asequibles gracias a su bajo coste, mayor durabilidad y mayor seguridad frente a incendios. Aunque almacenan menos energía que las NMC, la diferencia se ha reducido notablemente gracias a avances en diseño. Cada vez más fabricantes europeos apuestan por esta tecnología, antes dominada por marcas chinas.
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