Ahora que parece que en la internete se ha puesto de moda recurrir a ChatGPT para intentar justificar o insinuar como correctas ciertas posiciones políticas o filosóficas, la verdad es que uno esperaba, al interactuar con el programa, encontrarse algo así como un irradiador de conocimiento que le dejara perplejo y en shock. Bendita tecnología, que viene al mundo a salvarnos, pensaba uno. Pues no, nada más lejos de la realidad, tras una primera tarde interactuando con Chaty (lo de ponerle nombre propio es porque rápido uno le coge un …