
Hace años vi un documental sobre la liberación de los campos de exterminio nazis. Toda la película estaba hecha de fragmentos grabados por los soldados aliados que llegaron a cada campo. En uno de ellos, ubicado en plena Alemania junto a una ciudad, los soldados decidieron obligar a las autoridades locales y la población alemana a visitar el campo. Tanto el alcalde y los dignatarios civiles nazis como los ciudadanos, afirmaron no saber absolutamente nada de lo que acontecía allí. Pero sus rostros no mentían. Cuando salieron de contemplar las montañas de cadáveres esqueléticos y las cámaras de gas, el alcalde y su séquito no mostraron emoción alguna, ni siquiera sorpresa. La mayoría de ciudadanos alemanes, en cambio, salían llorando. Era evidente que la población local, al menos en general, no sabía de las atrocidades que se cometían tras aquellos muros, mientras que los líderes locales del partido nazi conocían y aprobaban aquellos crímenes contra la humanidad.
Hoy twitter está inundado con vídeos de civiles palestinos, la mayoría niños, agonizando en Gaza. Son los mismos vídeos que podéis ver en los grandes medios, pero en cantidad mucho mayor. Como en menéame no puede publicarse contenido explícito, os los describo: rostros esqueléticos, brazos como palillos, piernas que parecen a punto de quebrarse, mirada perdida, boca abierta intentando respirar a duras penas y barriga totalmente hundida o hinchada como un globo. Hay bebés, críos de 7 u 8 años y también personas mayores. En las últimas 48 horas han muerto de hambre 23 personas, y miles sufren desnutrición. Las balas israelíes han matado, durante el último día, a otros 116 palestinos, muchos de ellos en las trampas mortales de los puntos de recogida de alimentos, que los soldados israelíes usan para concentrar población y ametrallarla más fácilmente. Mientras tanto, los aviones reducen a escombros los pocos edificios que quedan en pie.
El campo de exterminio de Gaza está más activo que nunca, con todas sus máquinas de matar a pleno rendimiento. El bloqueo alimentario, los francotiradores y los aviones de guerra. El objetivo se resume en una frase que Hitler repetía ocasionalmente en sus discursos: "la exterminación de la raza judía (árabe) de Europa (Palestina)". Masacrar al mayor número posible y deportar al resto. Llenar sus tierras de pelirrojos nacidos en Londres, rubios polacos, bronceados argentinos o morenos italianos. El mero hecho de que profesen la religión judía les da derecho a quitar su casa a quienes llevan cientos de años viviendo en Palestina. Porque son el pueblo elegido. Porque no sólo sus vidas, sino cualquier capricho suyo, valen más que las vidas de todas las cucarachas árabes.
Ahora mismo están con Gaza, pero pronto le tocará a Cisjordania. Los asentamientos ilegales crecen sin cesar, y las juventudes hitlerianas de los colonos atacan diariamente, convenientemente protegidos por soldados israelíes, pueblos árabes para forzar la huida de sus habitantes. Queman sus cultivos, disparan contra sus casas (porque van armados con rifles, no les basta la protección de los soldados) y si algún palestino responde lanzando una piedra es liquidado al instante. Smotrich y Ben Gvir, ministros de Netanyahu, no cesan de declarar que hay que "promover la migración voluntaria" de los palestinos de Gaza y Cisjordania para llenarlas de colonos. Aparte, por supuesto, de justificar la tortura en las cárceles israelíes cuando se filtran imágenes sobre violaciones y agresiones sádicas contra presos palestinos www.democracynow.org/es/2024/8/1/israel_gaza_palestinian_prisoners_tor
Y cuando Palestina esté despoblada de sus habitantes autóctonos, ampliar el lebensraum. De hecho, Netanyahu y sus ministros ya están en ello. Han ocupado por la fuerza amplias zonas del sur de Siria, en las provincias de Daraa y Quneitra. Han armado a una milicia drusa para limpiar de árabes Sweida y anexionársela. Ocupar el sur del Líbano hasta el Litani también está sobre la mesa. Hay que construir el Gran Israel mientras Trump esté en la Casa Blanca.
Pese a tanta similitud, hay una diferencia notable entre los crímenes de Hitler y Netanyahu. En 1943 no había redes sociales, y la población mundial podía alegar desconocimiento sobre los crímenes nazis, que Hitler intentaba ocultar mandando a la Cruz Roja a visitar campos de concentración modelo, donde se fingía un trato "digno" a los internos. Por el contrario, hoy estamos viendo el genocidio (término perfecto para describir la masacre sistemática y el proyecto de deportación de 2 millones de gazatíes, 60.000 de ellos asesinados en el último año y medio) en directo y en toda su crudeza.
Y nadie, empezando por los reyezuelos y caciques que tiranizan los países árabes, hace nada por evitarlo (con la honrosa excepción de Yemen, que desde su humilde posición ha logrado forzar el cierre del puerto de Eilat, uno de los principales puertos comerciales de Israel). No hacen nada a pesar de que Netanyahu es muchísimo más débil que Hitler. A pesar de que su dependencia de EEUU es total (sin cargamentos de armas norteamericanas no duraría una semana), y Trump no se metería en una guerra a gran escala para protegerlo, máxime si la condición que se pone para no declarar la guerra a Israel es, simplemente, que retire el asedio a Gaza y abandone la franja permitiendo la entrada libre de ayuda humanitaria. A pesar de que Irán ha demostrado que un solo país puede golpear con sus misiles las principales instalaciones militares y el centro de las ciudades israelíes causando enormes daños.
¿El mundo es más pusilánime, más inhumano y más mezquino que hace un siglo? No sabría decirlo. Lo que tengo claro es que la creación de una coalición internacional para parar Israel es un imperativo moral y humanitario. No haría falta ni pegar un tiro. El mero ultimátum a Netanyahu, si es serio, le haría desistir del genocidio. Pero para ello hace falta que varios países se atrevan a anteponer la dignidad humana a sus intereses egoístas. Haría falta lo que las tribus sirias hicieron la semana pasada cuando las milicias drusas armadas por Netanyahu iniciaron una limpieza étnica contra los árabes de Sweida, con el presidente sirio tolerando semejante atrocidad, paralizado y aterrorizado tras el bombardeo de Damasco por Israel para exigirle que dejase hacer a su proxy druso. Todas las tribus, desde Deir Ezzor a Idlib, se unieron y marcharon sobre Sweida, y combatieron con las armas a los drusos proisraelíes. Eso, al menos por el momento, detuvo las masacres de árabes y forzó un alto el fuego. Porque contra Israel hay dos opciones: quedarte quieto mientras destroza a tu vecino, esperando a que te toque el turno...o unirte a él y plantarle cara.
La humanidad nos exige tomar las armas contra el Hitler del presente.
menéame